jueves, 25 de junio de 2009

Santiago Lavié O'Farrel

Al margen de casi todas las crisis habidas y por haber, la noche de Buenos Aires intriga, deslumbra, apasiona por sus personajes, por sus espectáculos y por sus itinerarios secretos.

Así como son legión los porteños sueñan con Paris, son muchos los salteños que ven en Buenos Aires el paraíso del ocio anónimo y de las aventuras nocturnales.

En los años sesenta, algunos de nuestros paisanos crearon su propio espacio -entre lúdico y pecaminoso- en el triángulo con vértices en El Portezuelo, el Lago del Parque San Martín y la discreta esquina de Acevedo y Fernández.

Gracias a mis largas temporadas en Buenos Aires y a mi afición al tango, conocí aspectos de sus noches y a personalidades célebres.

Uno de ellos fue don Santiago Lavié O’Farrel, el fotógrafo de la Recoleta recientemente fallecido.

Su presencia, silenciosa, era habitual en la mesa de los peronistas salteños que en los años 70 y 80 peregrinaban a Buenos Aires buscando dirimir las luchas internas locales.

Cuando en los años 80 Salta asistió, entre atónita y resignada, a la puja que dentro del Justicialismo enfrentó a “amarillos” y “rojos”, Santiago Lavié O’Farrell se enroló como reportero gráfico de los “amarillos”.

Santiago, además de exquisito fotógrafo y aficionado a las carreras de caballos, era hombre discreto. Tanto, que sólo muy tarde conocí su amistad con Eduardo Perrone, tucumano autor de la espléndida novela “Visita, francesa y completo” centrada en la vida de los bajos fondos tucumanos, y que evoca a la Salta de la Rusa María.

El reciente fallecimiento de Santiago Lavie O’Farrel me apena doblemente. Primero por la desaparición de un amigo. Después, por el incierto destino de su archivo fotográfico que guarda esplendidas escenas de la vida política salteña.

(Para FM Aries)

lunes, 22 de junio de 2009

El Gobierno nacional como máquina de expoliar

Al hilo de mis dos columnas anteriores y ante la proximidad de las elecciones nacionales, me he dado a la tarea de pensar mi voto.

Y parto de la siguiente premisa: El poder central, o sea el Gobierno de la Nación, viene expropiándonos, abierta o silenciosamente, recursos económicos que pertenecen legítimamente a los salteños.

Me refiero, por ejemplo, a las regalías petroleras y gasíferas que disminuyen a causa de las decisiones nacionales orientadas a manipular precios. Sin olvidar el desaliento a la inversión para explorar y explotar nuevos yacimientos, ni los impuestos absurdos que gravan el consumo de gas de nuestro hogares.

Me refiero también a los impuestos que la Nación no coparticipa a las provincias, como es el caso de las retenciones sobre la riqueza agrícola salteña. Tributos que, por lo demás, distorsionan nuestro mapa productivo impulsando el exceso de producción de soja.

Me refiero, como no, al dinero que la ANSES niega a los jubilados de la ex Caja Provincial de Jubilaciones, desconociendo su derecho al 82% móvil, que el Convenio de Transferencia de la Caja respeta.

Me refiero, por último y sin ánimo de agotar este inventario, al 15% del total recaudado por impuestos coparticipables que la Nación continua reteniendo pese a la disolución de las AFJP. O sea, a la enorme masa de dinero que las provincias resignaron en su día para ayudar a financiar la reforma previsional de 1993 y que hoy debe regresar a esas mismas provincias.

Tampoco deberíamos olvidarnos de la inequitativa distribución de la obra pública y de los planes asistenciales orientados a favorecer a la clientela bonaerense en detrimento de las provincias que, como Salta, luchan por superar su presunto destino de región inviable.

En conclusión: Los diputados que Salta necesita son aquellos intelectual y políticamente capaces de defender nuestros derechos y de posicionarnos bien en el concierto de la Nación argentina.

(Para FM Aries)