lunes, 8 de julio de 2013

Perfil del próximo Gobernador de Salta: ¿Vengador, "Hornero" o Estadista?


Un ciclo político cargado de improvisaciones, amiguismo, imposturas, gestos mayestáticos y vasallaje al poder central parece estar llegando a su fin. Por tanto, pese a que aún restan dos años de mandato, es bueno imaginar las condiciones capaces de alumbrar un mejor futuro para Salta y su gente.

Tengo por cierto que este mejor futuro es algo por conquistar; una meta a la que arribaremos solo si somos capaces de rencontrarnos en la Constitución, de abandonar la abulia, el facilismo y la pereza mental que de tanto en tanto nos asalta apartándonos de nuestro mejor pasado.

Si bien el futuro es una construcción colectiva que compromete a mayorías y minorías, que convoca a todos los sectores sociales, que reclama de las generaciones presentes atención por las generaciones por venir, me centraré en la figura y en las tareas prioritarias del Gobernador o Gobernadora que elegiremos en 2015.

Como surge de nuestra experiencia institucional, el nuevo mandatario podrá optar entre dos escenarios harto conocidos.

El primero, le llevará a ajustar cuentas con su antecesor, cazando traidores e instrumentalizando a fiscales y jueces para eliminar competidores. El Vengador recaerá en viejos vicios: Utilizará la ayuda social para reforzar su clientela, construirá fondos de reptiles, despreciará las instituciones de la república. En este escenario, su lema será, como hoy, “Gobernar es disciplinar y nombrar”; es decir, perseguir y saturar la Administración de amigos, parientes e incondicionales.

El segundo escenario nos muestra a una Gobernadora o Gobernador que recrea el estilo de Ricardo J. Durand. El nuevo “Hornero” se empeñará en resolver lo que no abordó un mandato sin gestión; procurará reconstruir la seguridad de los salteños; emprenderá obras de infraestructura imprescindibles (agua, redes cloacales, ferrocarriles, caminos, espacios verdes, comunicaciones). Su lema será “Gobernar es construir”.

El cambio cultural como prioridad

Pero hay un tercer escenario poco conocido por los salteños. Me refiero a una situación en donde un Estadista advierte la urgente necesidad de promover y acompañar un cambio cultural de gran calado. Una transformación que, mientras nos reconcilia con nuestras mejores tradiciones, nos acerca al mundo de las democracias sociales avanzadas. El lema de este Primer Mandatario será “Gobernar es educar para la convivencia y la ciudadanía”.

A mi entender, esta priorización de la educación deberá ser acompañada por las metas propias del “Hornero”: Construir espacios habitables que respeten los equilibrios ambientales y sociales. Salta está territorialmente fracturada y en su geografía es imposible la igualdad de oportunidades; muchos están obligados a emigrar, y muchos más a vivir en condiciones que ofenden la dignidad humana. El hacinamiento, la macrocefalia y la especulación edilicia que destruye el ambiente, pueden resolverse a partir de las posibilidades abiertas por la agroindustria, la minería y el turismo. Como bien apuntara Javier Cornejo, es preciso fundar nuevas ciudades en el Este provincial. 

El gran proyecto de Reforma Cultural nace de reconocer que padecemos severos problemas en el campo de nuestra cultura cívica, productiva, social y relacional, y se complementa con una certeza múltiple: La ruptura entre familia y escuela, el auge de lo banal, la insuficiente capacitación docente, la persistencia de currículas anacrónicas y dogmáticas, nos plantean un enorme desafío, acrecido por la feliz ampliación de las fronteras de la Libertad.

La violencia en sus distintas manifestaciones (vecinal, escolar, familiar, sexual, deportiva), tanto como la incultura cívica -base del clientelismo y de los malos Gobiernos-, expresan también nuestros déficits culturales y educativos.

Sin pretender asumir tareas propias de especialistas, diré que no alcanza con retocar el funcionamiento de la red escolar. Necesitamos replantearnos los contenidos, reincorporar a la familia y al voluntariado, sumar a las fuerzas de la producción y a los intelectuales a la ímproba tarea de educar para el cambio.

Solamente la conjunción de estos actores permitirá que escuela, familia y sociedad asuman eficazmente la tarea de educar para la convivencia, para la libertad en todas sus facetas y para su ejercicio responsable. Siendo que nuestra cultura del trabajo adolece de flagrantes debilidades, la educación para la producción, la revalorización del esfuerzo, y la reforma de las relaciones colectivas, son urgencias que el Gobernador Estadista (2015/2019) tendrá que abordar.

Triunfar en este ambicioso empeño reclama de gobernantes ejemplares; que ejerzan su función con apego a los principios republicanos de honradez, transparencia y sobriedad. ¿Cómo formar auténticos ciudadanos cuando el Gobernador fomenta el clientelismo, desprecia la Ley y usa el poder en beneficio de sobrinos y amigos?

Hacer de Salta una provincia democrática requiere, además, prohibir reelecciones, reformar las reglas electorales para dar a mayorías y minorías lo que el electorado determina. Reclama garantizar a todos el acceso a una Justicia rápida, independiente y justa. Exige profesionalizar la Administración Pública, y hacer realidad la autonomía municipal. Ha pasado la hora de los caudillos.