viernes, 5 de noviembre de 2010

Habla Frei y Urtubey hace oidos sordos

La prestigiosa Fundación Río de la Plata tuvo el acierto de traer a nuestra ciudad a don Eduardo Frei Ruiz Tagle, ex presidente de Chile y patrocinar una conferencia pública a la que asistieron varios centenares de salteños que, a juzgar por los aplausos, quedaron muy a gusto con las ideas del líder de la democracia cristiana.

Asistieron al acto el señor Gobernador de Salta, acompañado de su séquito habitual y de casi todo su equipo, así como un variopinto elenco de dirigentes políticos y sociales locales.

Antes de referirme a algunos de los conceptos del ex mandatario chileno, quisiera destacar el acierto de don Juan Manuel Urtubey al no ocupar la tribuna y guardar un silencio que se agradece, dejando todo el protagonismo a tan ilustre visitante.

Puede además que nuestro Gobernador no hubiera sabido qué decir ante las afirmaciones centrales de don Eduardo Frei que cuestionaron sin decirlo a buena parte de las prácticas políticas que despliegan el matrimonio presidencial (en el orden nacional), y el mismo señor Urtubey (en el ámbito provincial).

Debió sentirse incómodo don Juan Manuel al oír críticas severas al clientelismo, o al escuchar la reivindicación del rol institucional de los partidos políticos en demérito de los caudillos, o la defensa de la independencia de los poderes como expresión del republicanismo democrático.

Probablemente se habrá revuelto discretamente en su asiento cuando Frei advertía sobre los efectos perniciosos del dinero privado en el financiamiento de la política, cuando denostó a la lógica del poder por el poder, cuando reivindicó el diálogo como condición de civilización, o cuando descalificó a aquellos que se sienten “salvadores de las patrias” y a quienes, cual Adanes, se pretenden iniciadores de ciclos históricos.

Siendo que el señor Urtubey opina que su gestión es ejemplar, excelente y única, en tanto está haciendo realidad nada menos que todas las esperanzas de cada uno de los salteños, se le habrán atragantado las medialunas al escuchar a don Eduardo Frei criticar la autocomplacencia como un factor que degrada la vida política en esta parte del mundo.

De no haber sido por las exigencias del protocolo, es muy probable que nuestro Gobernador se hubiera marchado o interrumpido al orador en el preciso momento en que el ex Presidente de Chile descalificaba a quienes cambian las reglas políticas en beneficio propio, y añadía que no hay democracia sin luz en los asuntos públicos.

Pero por encima de probables incomodidades en la cima del poder local, lo cierto es que los salteños que asistimos al desayuno convocado por la Fundación Río de la Plata disfrutamos con una provechosa lección democrática a cargo de un orador excelso y riguroso.

lunes, 1 de noviembre de 2010

¿Trabajar mas o trabajar mejor?

Don Gerardo Díaz Ferrán es conocido entre nosotros por su pésima gestión en Aerolíneas Argentinas, y en España por su condición de presidente de la Confederación de Organizaciones Empresariales (CEOE), cargo del que acaba de anunciar su alejamiento.

Sucede que su permanencia al frente de la CEOE se había vuelto insostenible e incluso contraproducente para los intereses del patronato español a raíz de la quiebra de la empresa MARSANS buque insignia del grupo por él liderado.

Por estos días don Gerardo Díaz Ferrán se atrevió a pedir a los españoles que “trabajen más y cobren menos”. Una frase desafortunada que resume sus ideas para superar la crisis que ha hundido en el desempleo a más de 4 millones de trabajadores (entre españoles e inmigrantes). Cuatro millones para quienes las recetas de la CEOE no sirven para nada, en tanto quieren trabajar y no pueden, y han perdido su salario sin por ello recuperar un empleo.

Si bien las estadísticas muestran que la productividad de los españoles no evoluciona al ritmo necesario para relanzar su economía, y que algunos salarios se han elevado por encima de lo prudencial para un país cuya moneda no puede devaluarse, la proclama del líder de la patronal española no sirve para resolver los problemas.

Como lo han explicado varios expertos, no hace falta que los españoles trabajen más incrementando su jornada laboral, sino que han de esforzarse por trabajar mejor. Por otra parte, los salarios, antes que bajar, deberían revisarse para suprimir privilegios (que benefician a quienes trabajan mal) y tratos discriminatorios (que perjudican a los jóvenes y a las mujeres).

Por extraño que parezca, los trabajadores mejor formados y con mayores potencialidades para encabezar el renacimiento económico español, no encuentran en sus actuales empleos los incentivos que les muevan a asumir responsabilidades y a liderar una nueva cultura del esfuerzo.
La caída de la productividad española tiene que ver, en mi opinión, con un insuficiente aprovechamiento de las nuevas tecnologías y con severos problemas derivados de las reglas que definen los incentivos relacionados con el trabajo; en especial, con los convenios colectivos. Sin olvidar que la reciente explosión del desempleo está íntimamente relacionada con las carencias de un modelo productivo basado en la construcción y otras actividades que requieren mano de obra poco cualificada.

En este difícil contexto, el Gobierno del Presidente Zapatero acaba de designar a un nuevo Ministro de Trabajo (Valeriano Gómez, con quién trabajé muchos años asesorando a la UGT y a los gobiernos de Felipe González), con la encomienda de recomponer las relaciones con los sindicatos y desarrollar la reforma laboral recién aprobada por el Parlamento.

(Para FM Aries)