martes, 15 de septiembre de 2009

"El secreto de sus ojos"

Me atrevería a sostener que, con “El secreto de sus ojos”, el cine argentino entra de lleno en una etapa de espléndida madurez. Me refiero, claro está, a la reciente película dirigida por Juan José Campanella y que por estos días está atrayendo a muchos salteños.

Mas allá de sus relevantes méritos cinematográficos y del atrayente guión basado en una novela de Eduardo Sacheri, me interesó profundamente uno de los dilemas morales que ambas obras desarrollan.

Frente a la ineficacia y a la corrupción que atenazan, de un tiempo a esta parte, a amplios estratos de la justicia argentina, frente a la impunidad que la mala política garantiza a notorios delincuentes, ¿es un remedio legítimo la venganza privada?

Mi respuesta personal es claramente negativa. Pienso sinceramente que admitir la venganza como respuesta al crimen (por horrendo que este sea) es retroceder hacia la barbarie.

Si bien no puede decirse que la película contenga una apología de la venganza, es muy probable que muchos espectadores salgan del cine con la sensación de que el vengador hizo justicia y que dejó en evidencia las lacras del Estado argentino contemporáneo.

Se trata de una sensación espiritual, de una valoración superficial, que entiendo criticables. Justificar la venganza (sea en tertulias o en el fuero íntimo) es conectar con lo peor de nuestra historia cultural; aquella que dispensó crímenes contra la humanidad a través de frases negligentes como esa que decía “por algo será”.

Con el añadido de que la venganza que muestran la película y la novela, es sencillamente atroz. Tan atroz como los secuestros de personas que en los años setenta protagonizaron los guerrilleros de la izquierda bárbara y los agentes del terrorismo de Estado.

(Para FM Aries)

4 comentarios:

Marta Silvano dijo...

Comparto tu comentario, la venganza es un acto inútil, según los orientales es un plato q se come frío, para mi es inútil, solo le hace mal al q la ejecuta, si me aceptas te pongo en el face, me resulta más dinamíco. PQ me parece q comentario inteligentes llegan a más gente.CAriños

Armando Caro Figueroa dijo...

Con mucho gusto acepto tu idea de poner esto en Facebook. Muchas gracias por el comentario. ACF

hayds dijo...

Mi percepción fue otra. Creo que el episodio que tan bien se encarga la película de destacar (la condena perpetua a que lo somete el marido de la víctima al victimario), procura justamente shockear al espectador. Es un modo muy eficaz de demostrar que sin justicia sólo hay barbarie, lo más primitivo del ser humano aflora justamente en las sociedades donde no se respeta la ley. "Ley o barbarie" pareciera ser la disyuntiva que se plantea, más allá del dilema moral, que considero secundario en este caso.
Muy bien planteado el juego de impotencias tanto por parte de los responsables de administrar justicia, como por parte del ciudadano común inerme ante el dolor imposible de procesar.
Me pregunto :¿quién de los dos en realidad tuvo cadena perpetua?
Creo que fue mucho más dolorosa la cadena perpetua que le tocó al marido de la víctima. Sentenciado sin cometer delito. La peor de las sentencias.
Saludos.

Armando Caro Figueroa dijo...

Muy interesante tu punto de vista. Gracias por el comentario. ACF