martes, 11 de septiembre de 2012

Energias para la Solidaridad

Todo parece indicar que nos encaminamos hacia un nuevo ciclo en donde las personas con menos oportunidades y recursos experimentaran, una vez más, necesidades y angustias. En efecto, mientras que comienzan a manifestarse problemas en el mercado de trabajo (desempleo, reducción de horas extraordinarias), la inflación erosiona gravemente los salarios informales y los subsidios a la pobreza.

Para colmo de males, este ciclo coincidirá con una nueva crisis fiscal del Estado. Una crisis que impactará sobremanera en los presupuestos municipales que tendrán dificultades para mantener las prestaciones sociales y atender a los nuevos demandantes de ayudas.

En Salta, donde los indicadores sociales muestran una situación especialmente delicada, esta combinación de desempleo, pobreza e inflación provocará un incremento de los problemas sociales, sin que el Estado disponga del dinero necesario.

Un breve balance de la década anterior muestra los límites de las prácticas clientelares y de las ayudas centradas en prestaciones económicas. Ambas modalidades, si bien  sirven para ganar elecciones, no reducen la pobreza ni la exclusión. Lo que permite hablar del fracaso de las políticas de inserción.
Así las cosas, pienso que el escenario hacia el que caminamos exigirá descubrir o potenciar fuentes alternativas de lucha contra la pobreza y la exclusión social. Y una de esas fuentes, la que resulta humanamente más eficaz, es -precisamente- la solidaridad.

En nuestra Provincia, aunque la propaganda oficial pretenda hacernos creer que los pobres subsisten merced a la bondad del Gobernador o del Intendente, la solidaridad nunca dejó de estar presente, sobre todo en los barrios mas humildes, en donde los vecinos se organizan para atender a los niños, a los ancianos, a los enfermos y a las madres que salen a trabajar.
Lo he comprobado visitando un comedor infantil en el barrio Finca Independencia, que funciona gracias a la capacidad de los propios vecinos de organizar la solidaridad.

Sin embargo, nuestra sociedad provinciana carece de canales idóneos para hacer posible que el espíritu solidario de muchos se transforme en acciones concretas. Entre otras cosas, porque las organizaciones no gubernamentales están sometidas a requisitos extenuantes que les marca la administración pública. 
Pienso que la vocación de las personas solidarias está trabada por varios factores: La falta de estímulos estatales, la politización de la acción social, la ausencia de cauces y, sobre todo, por la desconfianza que experimentan quienes quieren realizar aportes solidarios respecto de quienes administran las redes informales de ayuda a los necesitados. 

(Para FM ARIES)

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