viernes, 2 de julio de 2010

Consenso para el Desarrollo

Días atrás tuve el honor de participar en el acto académico en donde el Arzobispo de Buenos Aires, Cardenal Jorge BERGOGLIO, presentó el documento “Consenso para el Desarrollo” elaborado por siete profesores de EPOCA (Escuela de Posgrado Ciudad Argentina).

En la oportunidad el alto dignatario reflexionó sobre las virtudes del pluralismo democrático y reiteró posiciones de la Iglesia Católica favorables al diálogo y a la tolerancia, a la convivencia pacífica y a la solidaridad, a la cohesión y al federalismo.

De las eminentes enunciaciones del Cardenal, una llamó poderosamente mi atención por su fuerza expresiva y por su aptitud para ayudarnos a comprender el desarrollo reciente de nuestros conflictos y desavenencias. Me refiero a su frase: “Es propio de la alta política comenzar y mantener procesos y no dedicarse a dominar y conquistar espacios”.

En realidad, si bien se mira, buena parte de nuestra historia reciente (me refiero al período que se inicia hacia la segunda mitad del siglo XX), muestra los enormes esfuerzos que unos grupos realizan para conquistar espacios y poderes y, correlativamente, para expulsar de ellos a quienes piensan distinto, o a quienes (más que pensar) simplemente aspiran a ocupar el mismo espacio público y a controlar los mismos resortes de poder.

Asistimos y protagonizamos, entonces, conflictos más cercanos a la guerra que a la política. Querellas en donde la descalificación posterga las ideas, el sectarismo excluye, el odio divide y las diatribas hacen inviable el diálogo. Un ambiente donde prosperan los personalismos y los caudillos reemplazan a los estadistas; donde el clientelismo asfixia a la ciudanía.

Es muy probable que el General Perón, al retornar en 1973 a la Argentina, pensara en inaugurar un proceso basado en el consenso y en archivar el combate cainita por el poder. Así lo expresó en su último documento con lineamientos sobre el Modelo Argentino.

Pero es seguro que sus jóvenes seguidores de entonces (montoneros y no montoneros) estábamos convencidos de que la política era un puro y duro combate, incluso armado, para ocupar espacios. La masacre de Ezeiza (1973) es una prueba, dramática, de aquella concepción de la política como continuación de la guerra.

Han pasado casi 40 años y hay quienes siguen profesando, bien que ahora desarmados, aquella preferencia sectaria y excluyente. Otros ex jóvenes entonces peronistas han evolucionado hacia la democracia, apuestan por el diálogo y buscan consensos.

Por lo que se refiere al documento elaborado por EPOCA, diré que desarrolla siete políticas de Estado, que tiende a apartarse de la empobrecida agenda política cotidiana, limitándome a reseñar su contenido.

La primera de esas políticas vincula la educación con el trabajo y la inclusión social. La segunda desarrolla el objetivo de la seguridad que comprende la seguridad personal, social, ambiental, alimentaria y vecinal. La tercera marca el camino para nuestra reinstalación protagónica en los nuevos escenarios mundiales. Las dos restantes están dedicadas a sentar las bases para un nuevo modelo productivo. Hay, por supuesto, un largo y concreto capítulo destinado a reformar nuestra organización territorial para dar paso a un federalismo de base regional. La última abarca los arduos problemas de la información pública y de la comunicación social.

miércoles, 30 de junio de 2010

Una radio salteña en Sudáfrica

El 14 de setiembre de 1923 se produjo un acontecimiento deportivo que, pese a su magnitud y a diferencia de lo que sucede hoy con el mundial de futbol, no llegó a paralizar la actividad de los salteños que siguieron con su fervor religioso propio de la semana del Milagro.

Me refiero a la histórica pelea que protagonizaron Luis Ángel Firpo, el toro salvaje de las pampas, y Jack DEMPSEY un americano del norte que, con la ayuda del árbitro y de los organizadores, despojó del triunfo a nuestro bravo compatriota. Como recordaran muchos oyentes de “Compartiendo su mañana”, en el primer round un épico derechazo de Firpo sacó a su rival del ring por 14 segundos que estremecieron al mundo, pese a lo cual DEMPSEY fue consagrado vencedor.

Cualquiera que se pregunte porqué este acontecimiento no paralizó a nuestra ciudad, encontrará esta respuesta: Sencillamente porque, por aquel entonces, Salta no contaba con emisoras de radio y a nuestro espacio radioeléctrico llegaban, con enorme deficiencias, muy pocas señales foráneas.

Permítanme recordar aquí que, pese a estas dificultades, mi padre y sus jóvenes amigos de la Salta de 1923 lograron escuchar algunas pocas incidencias gracias a una artesanal radio a galena. El resto de los salteños debió contentarse con las noticias que llegaban a través de los telegramas de prensa que se exhibían en las pizarras de los diarios de entonces.

Para evaluar el estado de las comunicaciones en ese tiempo es bueno advertir que los primeros experimentos radiofónicos se realizaron en la Argentina hacia 1910, y que la pelea FIRPO/DEMPSEY fue el primer acontecimiento deportivo transmitido por una radio de Buenos Aires.

Por el lado de las imágenes, y sin olvidar las que producía Argentina SONO-FILM y exhibían los cines de la familia RENZI, tuvimos que esperar hasta 1962 para acceder a la televisión gracias a SONOVISION, una empresa local que emitía sus señales por cable.

Desde ambas fechas (1923 y 1962) las comunicaciones han evolucionado, y continúan haciéndolo, a un ritmo fantástico. Hoy, Internet, la radio y la televisión han convertido al mundo y por ende a Salta, en un inmenso campo de futbol donde millones de personas comparten un único y deslumbrante espectáculo.

Pero claro, en la mayoría de las veces los avances tecnológicos no alcanzan para impedir que los salteños continuemos consumiendo contenidos deportivos y no deportivos globales producidos en otras latitudes, por periodistas lejanos y distantes. Si bien la extranjería de los mensajes puede ser poco relevante en materia deportiva, la posibilidad de tele-acceder a este tipo de espectáculos a través de ojos, voces y enfoques locales enriquece la comunicación y aporta matices al propio espectáculo.

De allí que el esfuerzo realizado por el señor Mario Peña y todo el equipo de ARIES para traernos a Salta, a través de la radio, el desarrollo de este evento deportivo, contándonos lo sustantivo y lo accesorio de lo que sucedía dentro y fuera de la cancha, conectándonos con aspectos propios del país anfitrión, mirándolo todo con ojos de salteños atentos y cosmopolitas, merezca las felicitaciones de los oyentes, a las que me sumo enfáticamente.

(Para FM Aries)