sábado, 16 de mayo de 2009

El domicilio electoral

Pese a su aparente simplicidad, el domicilio de las personas es un hecho con serias consecuencias jurídicas y también electorales.

Lo advertimos cada vez que un candidato nacido y domiciliado, por ejemplo, en la Patagonia decide ser candidato por Buenos Aires.

Es entonces cuando un hecho tan natural y pacífico como este de la residencia se convierte en objeto de tumultos políticos.

En cualquier caso y más allá de ejemplos en las alturas, el domicilio de muchos ciudadanos termina convirtiéndose en un hecho con consecuencias políticas.

Lo saben ciertos Intendentes que promocionan asentamientos de incondicionales en sus municipios para mejorar su posición electoral e incluso, revertir resultados que se esperan adversos.

Lo ignoran quienes residen en un municipio pero mantienen (quizá por negligencia) su domicilio en otro, perdiendo de esta forma la oportunidad de influir en la elección de quién habrá de encargarse de las veredas, la recogida de basura, los ruidos molestos y los animales sueltos.

Conviene llamar la atención sobre estos puntos en tanto impiden le correcta integración del cuerpo electoral. Un fenómeno que adquiere relevancia en las elecciones municipales. Y en el derecho a participar, por carriles diversos, dentro de la vida cívica local.

Una dimensión ésta de lo público que reclama, cada vez más, el compromiso y la ingerencia de los ciudadanos al lado o en frente de las autoridades constituidas.

Sin embargo, las dificultades son muchas para quienes, advertidos de la importancia de que su domicilio real sea también su domicilio electoral, intentan poner sus papeles en orden.

Entre otras razones, por culpa de la enorme morosidad del Registro Nacional de las Personas y la lenta y opaca actuación de nuestra Administración electoral.

(Para FM Aries)

viernes, 15 de mayo de 2009

Hay jueces en Salta

Algunos políticos, de ahora y de antes, sienten admiración por el rey de Prusia, Federico II el Grande, paradigma del poder absoluto.

El mismo a quién un humilde campesino hiciera frente apelando a una frase hoy célebre: “Tenga en cuenta Majestad, que todavía hay jueces en Berlín”.

Dos recientes pronunciamientos permiten afirmar, parafraseando al molinero prusiano, que “Todavía hay jueces en Salta”.

El primero de estos fallos es el que ordenó el desalojo de la finca La Ponderosa, cercana a Las Costas, usurpada por personas que pretendían hacer cumplir, por la vía de los hechos, una presunta o real promesa electoral.

En este caso, un juez de la Provincia ordenó el cese de la ocupación y el lanzamiento de los ocupantes. Lo hizo, en resguardo del orden jurídico y de la salubridad de las fuentes de agua potable. Para satisfacción de los miles de salteños que beben de esas aguas, así como de la comunidad de los Lules.

El segundo pronunciamiento, en este caso de la Justicia Federal con sede en Salta, resolvió proteger a un afiliado al abruptamente extinto Sistema Integrado de Jubilaciones y Pensiones. Este afiliado había recurrido a los estrados en defensa de sus derechos sobre los aportes voluntarios que tenía depositados en una AFJP.

Aquí, el juez interviniente, acogiendo una medida cautelar, ordenó a la ANSES trasladar ese dinero a una cuenta judicial, hasta tanto recaiga un pronunciamiento sobre el fondo de la cuestión.

Ambos actos judiciales resguardan el Estado de derecho y honran a la independencia de la magistratura.

Quedan, como no, dos temas que deberán abordar los Gobiernos: En el primer caso: cumplir con la promesa de vivienda hecha a los desalojados. En el segundo: devolver a sus dueños los aportes expoliados.
(Para FM Aries)