Algunos políticos, de ahora y de antes, sienten admiración por el rey de Prusia, Federico II el Grande, paradigma del poder absoluto.
El mismo a quién un humilde campesino hiciera frente apelando a una frase hoy célebre: “Tenga en cuenta Majestad, que todavía hay jueces en Berlín”.
Dos recientes pronunciamientos permiten afirmar, parafraseando al molinero prusiano, que “Todavía hay jueces en Salta”.
El primero de estos fallos es el que ordenó el desalojo de la finca La Ponderosa, cercana a Las Costas, usurpada por personas que pretendían hacer cumplir, por la vía de los hechos, una presunta o real promesa electoral.
En este caso, un juez de la Provincia ordenó el cese de la ocupación y el lanzamiento de los ocupantes. Lo hizo, en resguardo del orden jurídico y de la salubridad de las fuentes de agua potable. Para satisfacción de los miles de salteños que beben de esas aguas, así como de la comunidad de los Lules.
El segundo pronunciamiento, en este caso de la Justicia Federal con sede en Salta, resolvió proteger a un afiliado al abruptamente extinto Sistema Integrado de Jubilaciones y Pensiones. Este afiliado había recurrido a los estrados en defensa de sus derechos sobre los aportes voluntarios que tenía depositados en una AFJP.
Aquí, el juez interviniente, acogiendo una medida cautelar, ordenó a la ANSES trasladar ese dinero a una cuenta judicial, hasta tanto recaiga un pronunciamiento sobre el fondo de la cuestión.
Ambos actos judiciales resguardan el Estado de derecho y honran a la independencia de la magistratura.
Quedan, como no, dos temas que deberán abordar los Gobiernos: En el primer caso: cumplir con la promesa de vivienda hecha a los desalojados. En el segundo: devolver a sus dueños los aportes expoliados.
(Para FM Aries)
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