martes, 8 de noviembre de 2016

CAVILACIONES DE UN OBSERVADOR SOLITARIO

Realidad y Futuro de Salta en un Mundo en Cambio (2012/2016)

Columnas de opinión publicadas en “El Tribuno” de Salta


José Armando Caro Figueroa
Octubre de 2016

INDICE

INTRODUCCION
1.- Un encuentro
2.- La presente recopilación
3.- Agradecimientos

CAPÍTULO UNO - INSTITUCIONES
I.- Nuestra precaria democracia
1.- Demasiado gobierno
2.- Ciudadanos indefensos, pero no resignados
3.- Hay un nuevo derecho
4.- Todos los miedos, el miedo
5.- Nuestra pobre democracia delegativa y estatista
6.- Nace un nuevo estado: sus responsables y sus consecuencias
7.- La perversión mayoritaria y el nacionalismo jurídico
8.- La lucha por la Constitución en medio de la crisis social
9.- Administraciones públicas y municipios politizados
10.- Calidad y eficacia de las leyes en Salta
11.- Voto electrónico y democracia
12.- El segundo bicentenario

II.- Por una Justicia independiente y eficaz
1.- Inaceptable contaminación de la justicia por la política y los vicios
2.- La reforma judicial aumenta la indefensión de los ciudadanos frente al estado
3.- Democratizar la justicia es garantizar la independencia de los jueces
4.- La reforma de la justicia nos encamina hacia el “poder salvaje”
5.- La Corte Suprema demostró su independencia del poder político
6.- Salta necesita reformar su justicia dentro de la Constitución
7.- La justicia salteña y los derechos fundamentales
8.- Razones para bregar por la independencia de los jueces
9.- Desconfianza en el poder judicial

III.- Responsabilidades y transparencia
1.- Responsabilidad e irresponsabilidad política
2.- Gobierno, jueces e impunidad
3.- El derecho penal del enemigo
4.- La criminalidad de los gobernantes
5.- ¿Puede la corrupción provocar la quiebra de las democracias?
6.- La salud de los gobernantes y de las instituciones
7.- La responsabilidad del Estado y sus funcionarios, o ¿quién paga los platos rotos?

CAPITULO DOS - ECONOMIA Y SOCIEDAD

I.- Pobreza, bienestar y prestaciones sociales
1.- ¿Viviendas o jubilaciones?
2.- Pobreza, educación y convivencia
4.- Calidad institucional contra la pobreza

II.- Relaciones laborales y sindicales
1.- Huelgas de alto impacto en la Nación y en Salta
2.- En defensa de la libertad de todos los trabajadores
3.- La izquierda clasista desafía al modelo sindical peronista
4.- La imposible reedición del pacto Kirchner - Moyano
5.- Cumplir diez años tiene sus ventajas
6.- Hacia la negociación descentralizada de los conflictos laborales
7.- El doble desafío de las paritarias “libres”
8.- Crecen las huelgas y sus aristas violentas
9.- Cambiar las relaciones laborales poniendo el pasado en su sitio
10.- Cuando los sindicatos pasan a la oposición

III.- Economía
1.- Ajustando cuentas
2.- Los límites del desarrollo en la Argentina
3.- Escenarios de crisis
4.- El virrey Toledo o ¿por qué fracasan las provincias del NOA?
5.- El “modelo k.”: fundación, ajuste y crisis
6.- Los ejes del subdesarrollo salteño
7.- Petróleo y alimentos
8.- La inflación, ese infierno tan temido
9.- Perón y cristina frente a sendas crisis económicas
10.- La triste celebridad del ministro Celestino Rodrigo
11.- ¿Qué cerca o qué lejos estamos de una gran crisis?
12.- Reformar el comercio y los servicios, y educar al consumidor
13.- Federalismo y petróleo

IV. Recursos naturales, ambiente y urbanismo
1.- Agua y convivencia
2.- Los ejes del subdesarrollo salteño
3- Salta y los salteños ante los límites del crecimiento urbano
4.- Ciudades y pueblos en busca de nuevos horizontes
5.- Las calles de la Salta diurna
6.- El machismo en Salta

CAPITULO TRES - POLÍTICA

I.- Sobre los años 70 y sus consecuencias
1.- Nuestro dramático pasado político no debería condicionar el presente
2.- Del odio y otros sentimientos políticos y sociales
3.- La difícil e impostergable pacificación de la Argentina
4.- La muerte de Jorge Rafael Videla
5.- El inmenso error de las patrias excluyentes
6.- Amor, odio y reconciliación en los ciclos políticos
7.- Uno, dos o tres demonios
8.- El 24 de marzo y la “hidra feroz” del odio
9.- El virus del odio y sus victimas
10.- La Argentina necesita abatir muros y restañar grietas

II.- Política salteña
1.- El perverso poder de fabricar ricos y utilizar a los pobres
2.- La imprudencia de mezclar sangre y política
3.- Salta y sus desequilibrios institucionales y culturales
4.- El próximo gobernador de Salta: ¿vengador, hornero o estadista?
5.- Otros actores: iluminados, carroñeros y vulgares
6.- Estilo cortesano y autoritario versus participación y control ciudadano
7.- Tres estadios de la política: violencia, difamación o dialogo
8.- El engendro de las P.A.S.O. en Salta
9.- El éxito del Partido Obrero en Salta
10.- ¿Es posible quebrar en salta la ley de hierro de la oligarquía?
11.- Celebremos el retorno de la política
12.- Ante un sexenio decisivo para nuestro futuro
13.- La integridad territorial de Salta y el unitarismo
14.- El futuro de Salta exige una Argentina federal
15.- De las autocracias se sale por consenso
16.- Ante el cambio político: tres enfoques desde Salta
17.- Fraude en Salta: así no, señor gobernador
18.- Consenso y disenso en Salta
19.- Un nuevo proyecto para Salta
20.- Mayorías y minorías en el nuevo panorama político salteño
21.- El futuro de salta se juega el próximo 22 de noviembre
22.- Luis Adolfo Saravia: honrar la inteligencia
23.- ¿Hay una nueva oportunidad para cambiar salta?
24.- La formación de la elite salteña

III. Política nacional
1.- El futuro de la Argentina: fragmentación o consenso
2.- Conflictos que muestran fortalezas y debilidades de nuestra democracia
3.- El peligroso intento de aniquilar los disensos
4.- La renovación de la política argentina
5.- El post-kirchnerismo
6.- Frenos que detienen la articulación de una alternativa de gobierno
7.- La presidenta y su vocación de pronunciar discursos sin debates
8.- Una reflexión acerca del poder, la crisis y nuestro futuro
9.- Preparándonos para votar este domingo
10.- Conflictos y violencias se instalan en la escena pública
11.- Ni anti kirchnerismo ni feudalismo
12.- Cambio, conflicto y negociación
13.- Un voto esperanzado (texto revisado)
14. Scioli es Cristina
15. Hacia un nuevo ciclo político
16.- ¿Hacia dónde vamos?
17.- Política y economía en la “nueva” Argentina

IV. Política comparada
1.- Certezas que se derrumban sin relevos
2.- Los hilos del poder real tras las bambalinas
3.- Miradas estrechas y mirada cosmopolita sobre el nuevo Papa
4. El poder, como la fiebre, provoca delirios
5.- El poder concentrado logra gobernar la crisis económica, y gana elecciones
6.- Indignación, desencanto y tentación populista
7. El declive de Europa

V. Mi polémica con Julio Bárbaro
1.- Las líneas rojas de la CGT-U (Armando Caro Figueroa)
2.- El desafío del peronismo: rehabilitarse lejos de los agitadores populistas (Julio Bárbaro)
3.- El desafío es abrir la cabeza (Armando Caro Figueroa)

VI. Notas sobre el peronismo
1.- Recordando al peronismo: cataclismos, fobias y afectos
2.- Trasvasamiento ideológico bajo el rótulo peronista
3.- La fugaz y minoritaria ilusión euro-peronista
4.- El peronismo histórico entre el estupor y la furia

BIBLIOGRAFIA



sábado, 15 de octubre de 2016

Los debates sobre la reforma laboral en tiempos de Alfonsín


MATERIALES PARA EL ESTUDIO DE LAS RELACIONES LABORALES DURANTE EL GOBIERNO DE RAUL ALFONSÍN (1983/1989) Primera Parte

José Armando Caro Figueroa

Vaqueros (Salta), Octubre de 2016

I.- INTRODUCCIÓN

1.- Los desafíos del nuevo gobierno democrático

Cuando en 1983 el Presidente Raúl Alfonsín juró su cargo, sabía que, casi de inmediato, debería asumir los enormes desafíos que le planteaban la “cuestión sindical” y la normalización de las relaciones laborales. Sus denuncias de un pacto entre los dictadores en retirada y la cúpula sindical peronista, así como la crisis económica y la dilucidación de las responsabilidades por la violación de los derechos humanos, constituyeron el marco inexcusable de aquellos desafíos.

En el estricto espacio que es propio de las relaciones laborales, sobresalían dos cuestiones conflictivas: la efectivización de la libertad sindical y el restablecimiento de la negociación colectiva.

En el primer aspecto, el radicalismo había abandonado sus anteriores propuestas de pluralidad sindical en favor de medidas que condujeran a democratizar a los sindicatos únicos. Esta fue la esencia del llamado proyecto Mucci, finalmente rechazado por la mayoría peronista en el Senado de la Nación.

Por lo que se refiere a la negociación colectiva de los salarios y de las condiciones de trabajo –suspendida por decretos de la dictadura-, el Presidente, más allá de su posición favorable a la vigencia de este derecho, tropezó con la alta inflación y con la nula disposición de los sindicatos únicos a coordinar una política de rentas.

En cualquier caso, desestimado el proyecto Mucci, en la Argentina fue abriéndose un debate alrededor del futuro del así llamado modelo sindical argentino y de su compatibilidad con la Constitución Nacional y los Convenios de la OIT.  

El debate se extendió a las reglas que deberían enmarcar a la negociación colectiva en períodos de crisis económica, y a las huelgas obreras.

Hacia 1984, el Presidente instó el diseño de una reforma laboral alternativa y, en el contexto del inicialmente exitoso Plan Austral, exploró alternativas para abrir el paso a las comisiones paritarias que serían las encargadas de actualizar las cláusulas salariales de los viejos Convenios Colectivos de Trabajo negociados en 1975.

Cuando Alfonsín apreció que estaban dadas las mínimas condiciones necesarias, reflotó su idea de la concertación social, a sabiendas de las dificultades que encontraría en los sindicatos y también en la patronal.

El diálogo y las negociaciones tuvieron dos ámbitos interconectados: El Congreso de la Nación (en donde peronistas y radicales intentaron consensos para reformar la Ley de Asociaciones Sindicales y la Ley de Negociación Colectiva); y las mesas tripartidas en donde algunos actores decidieron aceptar la apertura controlada de la negociación colectiva.

Finalmente ambos cursos de acción terminaron en sendos fracasos. Las reformas laborales que Alfonsín enunciara en su discurso de Parque Norte fueron archivadas. Las negociaciones salariales rompieron los cauces diseñados por los Ministros Barrionuevo y Sourroullie[1], y el Gobierno reincidió –bien es verdad que por un breve período- en la centralización y estatización de los incrementos salariales.

Frente a este doble fracaso, el Presidente de la República alcanzó un pacto político con los popes del sindicalismo peronista (también conocidos como “los gordos”) que contempló la designación de uno de sus jefes como Ministro de Trabajo (el salteño Carlos Alderete), y que concluyó con la restauración de las leyes laborales de inspiración peronista  

2.- Los materiales contenidos en este e-book

Este trabajo de recopilación tiene dos partes. En esta primera, recojo los artículos y notas que, con mi firma y a lo largo del período 1984/1988, fui publicando en diarios y revistas especializadas. La segunda parte, recogerá documentos inéditos (con notas manuscritas) que muestran la evolución de las negociaciones entre el sindicalismo peronista (representado por el doctor Enrique Rodríguez, el principal abogado laboralista del Grupo sindical de los 25) y yo mismo en mi condición de Subsecretario de Trabajo del Presidente Alfonsín.

En aquellos artículos y en estas negociaciones resulta patente la influencia del modelo español de concertación social y de reforma laboral. Un modelo que conocía yo por haberme desempeñado como asesor de la Unión General de Trabajadores de España en tiempos de la transición, y que conocía también el doctor Enrique Rodríguez en su condición de estudioso del derecho comparado del trabajo.

Las simpatías de Alfonsín con este modelo tenían que ver con su vocación socialdemócrata y con sus fluidos contacto con el PSOE y la UGT.

INDICE

I.- Introducción

II.- Política y Relaciones Laborales

1.- La política laboral en la transición democrática argentina (1984/1988)

1 bis.- Algunos aspectos del Sistema de Relaciones Industriales de la Argentina (1984)

2.- La legislación del trabajo ante la crisis económica (1986)

3.- La modernización de las RRLL como asignatura pendiente de la transición argentina

4.- El sistema argentino de relaciones del trabajo en el derecho constitucional argentino[2] (1987)

5.- El futuro de las relaciones de trabajo en la Argentina[3] (1987)

6.- La reforma laboral pendiente[4] (1987)

III.- Libertad Sindical, sindicatos y acción sindical

1.- La acción sindical en la crisis económica[5] (1986)

2.- La libertad sindical en la Argentina (1987)

3.- Aportación para un debate sobre la democracia sindical en la Argentina[6] (1985)

4.- Pautas para una futura Ley sobre asociaciones profesionales de trabajadores[7] (1985)

5.- Propuestas para una Ley de Libertad Sindical[8] (1986)

6.- Consenso político sobre la Ley sindical[9] (1986)

7.- La nueva ley Sindical, un paso atrás[10] (1988)

8.- La nueva ley de sindicatos: un triunfo de los restauradores[11] (1988)

9.- ¿Qué hacer con el sindicalismo argentino? (1989)

IV.- Concertación social y Negociación Colectiva

1.- Presupuestos éticos y sociales de la concertación[12] (1985)

2.- El proceso de concertación social en España[13] (1986)

3.- Las relaciones laborales y la concertación social en España[14] (1984)

4.- Concertación social, negociación colectiva y libertad sindical en el marco de una democracia pluralista (1985)

5.- La negociación colectiva en Europa[15] (1985)

6.- La negociación colectiva y el pacto social[16] (1987)

7.- La reforma laboral y la negociación colectiva[17] (1987)

8.- Los salarios en la negociación colectiva[18] (1988)

9.- Los Pactos de la Moncloa[19] (1987)

10.- El pacto social mexicano

11.- La crisis de la concertación social en España[20] (1989)

12.- La negociación colectiva en la Administración Pública[21] (1988)

V.- Huelga y derecho de huelga

1.- Huelga y democracia[22] (1986)

2.- La regulación del derecho de huelga[23] (1988)

3.- El derecho de huelga en los servicios públicos italianos[24]

4.- La huelga en los servicios públicos franceses[25] (1988)

5.- Huelgas generales en España y en la Argentina

VI.- Participación de los Trabajadores

1.- Lineamientos para un análisis de la participación de los trabajadores en la empresa[26] (1985)






[1] Ambos ministros contaban con equipos altamente cualificados. Entre otros: Adrián Goldín, Silvio Feldman y yo mismo en Trabajo;  Juan Carlos Torre, Adolfo Canitrot y Pablo Gerchunoff en Economía.
[2] Publicado en la Revista Política, Economía y Sociedad, dirigida por Roberto Lavagna, número 9/10.
[3] Con Adrián O. Goldín. Publicado en El Cronista Comercial de 30 de diciembre de 1987. Una versión más desarrollada se publicó en la Revista Trabajo y Seguridad Social de Marzo de 1988.
[4] Publicado en el diario Ámbito Financiero de 26 de noviembre de 1987
[5] Publicado en la Revista Trabajo y Seguridad Social de setiembre de 1985
[6] Publicado en Revista Derecho del Trabajo (Ed. La Ley), de junio de 1985.
[7] Publicado en Revista Derecho Laboral números 9-10.
[8] Publicado en Revista Trabajo y Seguridad Social de Enero de 1986.
[9] Publicado en el diario La Razón de 27 de noviembre de 1986.
[10] Publicado en el diario Ámbito Financiero de 30 de marzo de 1988.
[11] Publicado en la revista Análisis Laboral y Social de julio de 1988
[12] Publicado en la Revista Trabajo y Seguridad Social de marzo de 1985.
[13] Publicado en el Boletín Informativo Interno del sindicato APUAYE, en junio de 1986
[14] Exposición en el Consulado de España en Rosario de Santa Fe, el 21 de julio de 1984.
[15] Publicado en la revista del Centro de Estudios Laborales (CEDEL), en diciembre de 1985.
[16] Publicado en El Periodista de 22 de enero de 1987.
[17] Publicado en el diario Ámbito Financiero de 23 de diciembre de 1987.
[18] Publicado en el diario Ámbito Financiero de 25 de febrero de 1988.
[19] Publicado en revista La Semana de 28 de octubre de 1987.
[20] Publicado en el diario El Cronista Comercial de 30 de abril de 1989
[21] Escrito con Beatriz Capelleti y publicado en el diario El Cronista Comercial de 20 de julio de 1988.
[22] Publicado en el diario Clarín de 12 de febrero de 1986.
[23] Publicado en el diario La Razón de 29 de setiembre de 1988
[24] Escrito con Antonio Estévez y publicado en El Cronista Comercial de 11 de febrero de 1988.
[25] Escrito con Luis A. Caro Figueroa y publicado en el diario El Cronista Comercial de 2 de marzo de 1988
[26] Publicado en Revista Derecho del Trabajo (Ed. La Ley) de agosto de 1986

lunes, 26 de septiembre de 2016

Reforma o Revolución en Salta

Pautas para el optimismo
José Armando Caro Figueroa
Los especialistas en abrir grietas en nuestra sociedad provinciana pretenden que la edad biológica de las personas determina sus ideas políticas o, incluso, su respetabilidad. Hay quienes pretenden que los mayores portan siempre ideas viejas, y que, por el contrario, sólo los jóvenes están en condiciones de innovar. Hay también entre nosotros quienes descalifican a los jóvenes y sueñan con un espacio político en donde mandan las “vacas sagradas”.
El encuentro celebrado el pasado 20 de setiembre en la sede de El Tribuno vino a desmentir, una vez más, a estos fabricantes de antinomias.
Tres panelistas muy jóvenes pusieron ideas frescas y enfoques novedosos ante un auditorio variopinto y cualificado. Reflexionaron sobre los problemas que arrastra Salta, poniendo énfasis en el papel de las instituciones (Facundo FERES), en las dimensiones y características de la pobreza (Carla AREVALO), y en el papel de la educación, la innovación y las nuevas tecnologías (Álvaro BENAVIDEZ).
Me parece oportuno destacar aquí que el director de El Tribuno (Sergio Romero) y los miembros del grupo “Salta en un Mundo en Cambio” vienen desde hace tiempo generando un clima de libertad y de respeto a lo diverso. Un clima que facilita este tipo de experiencias en donde conviven los enfoques académicos con la toma de posiciones dictadas por los valores, las trayectorias y las particulares visiones de aquellos que se suman a los intercambios y a los debates.
Cuando, de tanto en tanto, me asaltan ideas pesimistas sobre el futuro de los salteños en el mundo, este tipo de encuentros con gente sana e inteligente me permiten retomar la senda del optimismo. No todos hemos caído en la negligencia cívica. Los aplaudidores de poderosos provincianos son minoría. Aunque la oposición política al régimen antirrepublicano que gobierna Salta aparezca desdibujada, no puede decirse que el Señor de Las Costas haya logrado imponer un pensamiento único. 
Son legión los salteños (nativos o por opción) que conservan el espíritu crítico; que mantienen su adhesión a la cultura del trabajo, y que desean vivir en una sociedad pujante, segura y cuyas relaciones transcurran dentro de la Constitución y de las leyes. Me atrevo a sostener que la mayoría rechaza el clientelismo que manipula la pobreza y repudia los vicios que paralizan nuestra producción y nuestras vocaciones por crear, innovar.
Es difícil, a estas alturas, encontrar personas inteligentes que piensen que el bienestar general y la felicidad individual hayan de depender de un señor que enfáticamente diga que quiere hacer realidad nuestras esperanzas.
Las ponencias y mis apuntes
Facundo FERES puso de manifiesto las inexcusables relaciones entre las instituciones de la república, el empleo productivo y el bienestar. En este sentido, es bueno apuntar que gran parte de nuestros fracasos tiene que ver con la aceptación por parte del Gobierno Provincial de la política unitaria que nos esquilmó y asfixió en la primera década de este siglo. Como bien recuerda el PLAN BELGRANO, sacar al Norte argentino de su actual y penoso estancamiento demanda grandes inversiones de la Nación en materia de infraestructura, pero también una reforma política que elimine el feudalismo y los “gobiernos de familia” que nos avergüenzan. 
A su vez, Carla AREVALO mostró la magnitud de la pobreza que azota Salta (sobre todo a los departamentos de Rivadavia y Santa Victoria Este, en donde los indicadores son impropios de una sociedad civilizada y humanista). Nos explicó la necesidad de abordar el problema en sus múltiples dimensiones. Pienso que urge abandonar propuestas que ven la pobreza como un asunto sólo económico (que, por tanto, se resuelve transfiriendo rentas o instalando letrinas), para abarcarla en sus dimensiones espirituales, familiares, culturales y humanas.
La exposición de Álvaro BENAVIDEZ se centró en los aportes que las nuevas tecnologías de la información y de las comunicaciones pueden brindar (también en Salta) a la educación y, como no, al proceso productivo. Su idea de un “polo tecnológico” dejó inquietudes e interrogantes (que no podían ventilarse en la breve jornada), pero abre un camino que desborda los discursos oportunistas y vacíos que (como ocurre en el Poder Judicial de Salta) piensan que poblando las oficinas de pantallas y PC nos situamos a la cabeza del mundo.
De alguna manera, las exposiciones, las preguntas y el debate que transcurrió en Limache, prefiguran la otra mirada posible de la que nos habla Lucrecia MARTEL. Una mirada no pegada a tradicionalismo y capaz de posarse sobre “la música, la narración oral, el canto, la literatura, el cine, la televisión, la democracia, la política, el trabajo de funcionario público, el comercio, el amor, el desamor”. Pienso, con nuestra genial cineasta, que debemos ponernos en estado de alerta en contra del “derroche, el nepotismo y la pereza, que suelen venir juntos, envuelto en miseria”.
El desafío (pendiente) consiste en encontrar un camino, un programa y los liderazgos que nos saquen de este marasmo (que contiene aristas terribles como las que explicó un asistente hablando de su ORAN contemporáneo). En los pasillos, recibí dos sugerencias inquietantes: Una inspirada en ENZENSBERGER: “Necesitamos un héroe de la retirada” (que desarme el régimen desde adentro y facilite el desembarco en Salta de los valores y las instituciones de la República).  La otra, citando a PAULSON: “Necesitamos una revolución protagonizada por una elite como la China de Deng Xiaoping, que sea capaz de construir un consenso democrático alrededor de una nueva provincia”.

lunes, 5 de septiembre de 2016

domingo, 4 de septiembre de 2016

EL DESAFIO DE LA ARGENTINA ES SUPERAR EL PERONISMO

Mis opiniones acerca de la reciente reunificación del sindicalismo peronista (CLARIN 24/VIII/2016 , EL TRIBUNO 31/VIII/2016) han merecido una réplica descalificatoria a cargo de mí siempre respetado Julio Bárbaro (INFOBAE 28/VIII/2016 ).

Estoy persuadido de que las descalificaciones basadas en rótulos ideológicos o en trayectorias reales o presuntas, no sirven para avanzar en los intercambios de ideas. Por tanto no me detendré en las que con cierta acritud me dedica Julio. Ha pasado para mí el tiempo de situarme en el mundo mirándome el ombligo o creando exclusiones a derecha e izquierda para sostener mis propias ideas.

En realidad, tenemos dos preocupaciones diferentes aunque igualmente legitimas: Mientras que Julio reflexiona acerca del “desafío del peronismo” (cómo “rehabilitarse lejos de los agitadores populistas”) , mis inquietudes apuntan a imaginar cómo la Argentina puede superar las decadentes versiones del peronismo tal y como se expresan en este segundo milenio.

A mi modo de ver nuestro país tiene tres grandes desafíos reconducibles al ideario de la Constitución Nacional: Construir una democracia republicana y federal; Integrarse cultural y económicamente en el mundo; Desarrollar sus potencialidades para hacer posible el bienestar general.

Sucede, en mi opinión, que aquellas versiones decadentes del peronismo funcionan como obstáculos a los empeños por resolver positivamente cada desafío. Ese peronismo se ha convertido en “el poder que frena”, y es la causa de la pobreza intelectual de buena parte de las construcciones político-programáticas. No es casual, por ejemplo, que todos los barones del conurbano y todos los señores feudales del norte sean o se digan peronistas.

Para ceñirme a los asuntos que han irritado a Julio, diré que el modelo sindical peronista, que funciona con el beneplácito de la patronal, no condice con los enunciados y garantías de nuestra Constitución.

Me refiero a las leyes y a las prácticas que han consolidado monopolios contrarios a la libertad sindical y comportamientos antidemocráticos, centralistas y dinásticos (la Federación Argentina de Trabajadores de Renta y Horizontal - FATERYH, por ejemplo).

En el terreno de la historia social, la acción desplegada por los sindicatos con personería gremial merece reflexiones críticas, incluso desde una óptica peronista como las intentadas por el propio Perón en varias oportunidades.

A mi modo de ver, la acción sindical bajo los gobiernos de Isabel Perón (1974/1976) y Raúl Alfonsín (1983/1989) fue irresponsable en tanto y en cuanto el peronismo sindical condujo a los trabajadores a participar en los trágicos y tristes avatares por todos conocidos.

En contraste con lo anterior, la CGT expresó comportamientos altamente responsables en tiempos de Eduardo Vuletich (1954, “Congreso de la Productividad y el Bienestar” ), en 1973 (cuando José I. Rucci suscribió el “Pacto Social” que, dicho sea de paso, fue uno de los pretextos que esgrimieron sus asesinos sedicentemente peronistas), y en 1994 al negociar, bajo el liderazgo de Antonio Cassia, el “Acuerdo Marco para el Empleo, la Productividad y el Bienestar Social”.

Hay, al menos por el momento, elementos que autorizan a pensar que el bagaje intelectual que inspiró a aquella conducción irresponsable es casi idéntico al que hoy expresa el vértice sindical reconstituido, con el visto bueno o la indiferencia de las versiones estrictamente políticas del peronismo del segundo milenio.

El modelo de negociación colectiva -unitario, centrado en el salario, y de baja cobertura en relación con el total de asalariados-, alimenta la inflación y tolera el autoritarismo patronal. La estrategia de utilizar la (imprescindible) capacidad de presión de los trabajadores para perseguir la “inflación pasada”, se ha revelado cien veces ineficaz . La historia es conocida: los trabajadores pierden poder adquisitivo, hasta que la espiral explosiona con devaluaciones monetarias, una herramienta que los trabajadores del mundo rechazan y que, en la Argentina, nunca controlaron los sindicatos peronistas, aunque si sus sigilosos partenaires.

El unitarismo salarial (que se expresa en la fijación de salarios uniformes de ámbito generalmente nacional dentro de cada rama, industria u oficio, y que es consecuencia del verticalismo organizacional y de consignas demagógicas) condujo a la parálisis industrial del norte argentino en beneficio del núcleo pampeano, y forzó migraciones interiores.

A su vez, el ceñir la negociación colectiva a los salarios niega la participación de los trabajadores en el control de las condiciones de trabajo y cierra los caminos a acuerdos centrados en la productividad, el empleo y la inversión; un exclusivismo que -en un contexto de feriados y jornadas excesivos- impide pactos sobre duración y distribución de la jornada, o sobre modos de conciliar la vida laboral y familiar.

Por lo que hace a la situación estructural del empleo , hay razones para sostener que la invariada y decenal segmentación del mercado argentino de trabajo (que muestra a más del tercio de trabajadores “en negro”, en simultáneo con la presencia de “asalariados pobres”, y otras anomalías) tiene mucho que ver con diseños institucionales inadecuados, con los impuestos que gravan al empleo y a los salarios, y con erróneas estrategias sindicales, sin olvidar las maniobras patronales que se lucran de este tipo de circunstancias.

El sistema de obras sociales sindicales atenta contra el bienestar general. Lo entendió así Perón cuando, en 1973, intentó crear el Sistema Integrado de Salud y tropezó con los intereses del vértice sindical. Por lo demás, que las obras sociales estén dirigidas por los mismos que mandan en los sindicatos expresa un enorme déficit democrático y de transparencia. En consecuencia, si queremos mejorar los servicios de salud deberemos –en mi opinión, sin afectar la propiedad obrera de las obras sociales- conectarlas con otros prestadores de salud (comenzando por aquellos sin fines de lucro), y democratizar su gestión.

El pacto implícito entre la CGT y la patronal -reiterado en recientes declaraciones de la UOM y de TECHINT- que sostiene el nacional-industrialismo tiene una cuota de responsabilidad en los problemas estructurales que paralizan nuestra economía (lo expresó el peronista Gobernador de Córdoba ), frenan el desarrollo del interior empobrecido, y castigan a trabajadores, a consumidores y a los industriales situados en escalones inferiores de la cadena productiva.

Esa versión anacrónica del nacionalismo económico importa una manipulación del ancestral ideario peronista sobre sustitución de importaciones que, surgido como inexcusable en tiempos de posguerra, no se compadece con las necesidades, los riesgos y las oportunidades de la Argentina contemporánea. Las toneladas de dinero que los contribuyentes y los consumidores han volcado en los regímenes de promoción industrial no han servido para construir un sólido aparato productivo, aunque si para enriquecer a algunos. Existen, sin duda, excepciones, pero no hacen sino confirmar la regla.

En este sentido, la Argentina y no solo el peronismo, debe abrir un urgente debate acerca de un modelo productivo que sustituya los excesos del libre mercado y su réplica (los excesos del populismo industrialista).

Para avanzar, tendremos que encontrar modos de integrar las políticas agropecuarias, industriales, logísticas, ambientales, de infraestructura, de investigación y desarrollo, de integración regional, de empleo y de comercio exterior; así como definir cronogramas, metas de integración, y medidas compensatorias.

El desarrollo integrado y equitativo de la Argentina encuentra escollos en instituciones y convicciones que ni los partidos políticos ni las organizaciones de intereses tradicionales han sido capaces de revisar.

¿Alguien piensa que podemos abatir la pobreza y el desempleo estructural con la actual ecuación energética, con la precariedad y costos de nuestra logística, o con las estructuras de comercialización, de impuestos y de financiación?

¿Podemos avanzar con la mochila de un Estado que pone barreras al ingreso de nuevas tecnologías, que anida corrupción, que carece de una justicia independiente y que nos agobia con una burocracia morosa e intrincada?

Por lo tanto, no se trata sólo de que los peronistas se actualicen (lo que bien vendría), sino de que la Argentina y los argentinos asumamos los nuevos y viejos desafíos con la mente abierta, cordialmente, sin odios.

Es preciso reconocer que las soluciones llegarán a buen fin sólo con el concurso activo de los trabajadores organizados (democráticamente organizados). La Argentina reclama un nuevo Pacto Productivo que reemplace al que dio origen y sustento al industrialismo subdesarrollado. Vaqueros

(Salta), 30 de agosto de 2016.