Pautas para el optimismo
José Armando Caro Figueroa
Los
especialistas en abrir grietas en nuestra sociedad provinciana pretenden que la
edad biológica de las personas determina sus ideas políticas o, incluso, su
respetabilidad. Hay quienes pretenden que los mayores portan siempre ideas
viejas, y que, por el contrario, sólo los jóvenes están en condiciones de
innovar. Hay también entre nosotros quienes descalifican a los jóvenes y sueñan
con un espacio político en donde mandan las “vacas sagradas”.
El
encuentro celebrado el pasado 20 de setiembre en la sede de El Tribuno vino a
desmentir, una vez más, a estos fabricantes de antinomias.
Tres
panelistas muy jóvenes pusieron ideas frescas y enfoques novedosos ante un
auditorio variopinto y cualificado. Reflexionaron sobre los problemas que
arrastra Salta, poniendo énfasis en el papel de las instituciones (Facundo
FERES), en las dimensiones y características de la pobreza (Carla AREVALO), y
en el papel de la educación, la innovación y las nuevas tecnologías (Álvaro
BENAVIDEZ).
Me parece
oportuno destacar aquí que el director de El Tribuno (Sergio Romero) y los
miembros del grupo “Salta en un Mundo en
Cambio” vienen desde hace tiempo generando un clima de libertad y de
respeto a lo diverso. Un clima que facilita este tipo de experiencias en donde
conviven los enfoques académicos con la toma de posiciones dictadas por los
valores, las trayectorias y las particulares visiones de aquellos que se suman
a los intercambios y a los debates.
Cuando, de
tanto en tanto, me asaltan ideas pesimistas sobre el futuro de los salteños en
el mundo, este tipo de encuentros con gente sana e inteligente me permiten
retomar la senda del optimismo. No todos hemos caído en la negligencia cívica.
Los aplaudidores de poderosos provincianos son minoría. Aunque la oposición
política al régimen antirrepublicano que gobierna Salta aparezca desdibujada,
no puede decirse que el Señor de Las Costas haya logrado imponer un pensamiento
único.
Son legión
los salteños (nativos o por opción) que conservan el espíritu crítico; que
mantienen su adhesión a la cultura del trabajo, y que desean vivir en una
sociedad pujante, segura y cuyas relaciones transcurran dentro de la
Constitución y de las leyes. Me atrevo a sostener que la mayoría rechaza el
clientelismo que manipula la pobreza y repudia los vicios que paralizan nuestra
producción y nuestras vocaciones por crear, innovar.
Es difícil,
a estas alturas, encontrar personas inteligentes que piensen que el bienestar
general y la felicidad individual hayan de depender de un señor que
enfáticamente diga que quiere hacer realidad nuestras esperanzas.
Las ponencias y mis apuntes
Facundo
FERES puso de manifiesto las inexcusables relaciones entre las instituciones de
la república, el empleo productivo y el bienestar. En este sentido, es bueno
apuntar que gran parte de nuestros fracasos tiene que ver con la aceptación por
parte del Gobierno Provincial de la política unitaria que nos esquilmó y
asfixió en la primera década de este siglo. Como bien recuerda el PLAN
BELGRANO, sacar al Norte argentino de su actual y penoso estancamiento demanda
grandes inversiones de la Nación en materia de infraestructura, pero también
una reforma política que elimine el feudalismo y los “gobiernos de familia” que
nos avergüenzan.
A su vez,
Carla AREVALO mostró la magnitud de la pobreza que azota Salta (sobre todo a
los departamentos de Rivadavia y Santa Victoria Este, en donde los indicadores
son impropios de una sociedad civilizada y humanista). Nos explicó la necesidad
de abordar el problema en sus múltiples dimensiones. Pienso que urge abandonar
propuestas que ven la pobreza como un asunto sólo económico (que, por tanto, se
resuelve transfiriendo rentas o instalando letrinas), para abarcarla en sus
dimensiones espirituales, familiares, culturales y humanas.
La
exposición de Álvaro BENAVIDEZ se centró en los aportes que las nuevas
tecnologías de la información y de las comunicaciones pueden brindar (también
en Salta) a la educación y, como no, al proceso productivo. Su idea de un “polo
tecnológico” dejó inquietudes e interrogantes (que no podían ventilarse en la
breve jornada), pero abre un camino que desborda los discursos oportunistas y
vacíos que (como ocurre en el Poder Judicial de Salta) piensan que poblando las
oficinas de pantallas y PC nos situamos a la cabeza del mundo.
De alguna
manera, las exposiciones, las preguntas y el debate que transcurrió en Limache,
prefiguran la otra mirada posible de la que nos habla Lucrecia MARTEL. Una
mirada no pegada a tradicionalismo y capaz de posarse sobre “la música, la narración oral, el canto, la literatura, el cine, la
televisión, la democracia, la política, el trabajo de funcionario público, el
comercio, el amor, el desamor”. Pienso, con nuestra genial cineasta, que
debemos ponernos en estado de alerta en contra del “derroche, el nepotismo y la pereza, que suelen venir juntos, envuelto
en miseria”.
El desafío (pendiente) consiste en encontrar
un camino, un programa y los liderazgos que nos saquen de este marasmo (que
contiene aristas terribles como las que explicó un asistente hablando de su ORAN
contemporáneo). En los pasillos, recibí dos sugerencias inquietantes: Una
inspirada en ENZENSBERGER: “Necesitamos un héroe de la retirada”
(que desarme el régimen desde adentro y facilite el desembarco en Salta de los
valores y las instituciones de la República).
La otra, citando a PAULSON: “Necesitamos
una revolución protagonizada por una elite como la China de Deng Xiaoping, que sea capaz de
construir un consenso democrático alrededor de una nueva provincia”.
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