Don Gerardo Díaz Ferrán es conocido entre nosotros por su pésima gestión en Aerolíneas Argentinas, y en España por su condición de presidente de la Confederación de Organizaciones Empresariales (CEOE), cargo del que acaba de anunciar su alejamiento.
Sucede que su permanencia al frente de la CEOE se había vuelto insostenible e incluso contraproducente para los intereses del patronato español a raíz de la quiebra de la empresa MARSANS buque insignia del grupo por él liderado.
Por estos días don Gerardo Díaz Ferrán se atrevió a pedir a los españoles que “trabajen más y cobren menos”. Una frase desafortunada que resume sus ideas para superar la crisis que ha hundido en el desempleo a más de 4 millones de trabajadores (entre españoles e inmigrantes). Cuatro millones para quienes las recetas de la CEOE no sirven para nada, en tanto quieren trabajar y no pueden, y han perdido su salario sin por ello recuperar un empleo.
Si bien las estadísticas muestran que la productividad de los españoles no evoluciona al ritmo necesario para relanzar su economía, y que algunos salarios se han elevado por encima de lo prudencial para un país cuya moneda no puede devaluarse, la proclama del líder de la patronal española no sirve para resolver los problemas.
Como lo han explicado varios expertos, no hace falta que los españoles trabajen más incrementando su jornada laboral, sino que han de esforzarse por trabajar mejor. Por otra parte, los salarios, antes que bajar, deberían revisarse para suprimir privilegios (que benefician a quienes trabajan mal) y tratos discriminatorios (que perjudican a los jóvenes y a las mujeres).
Por extraño que parezca, los trabajadores mejor formados y con mayores potencialidades para encabezar el renacimiento económico español, no encuentran en sus actuales empleos los incentivos que les muevan a asumir responsabilidades y a liderar una nueva cultura del esfuerzo.
La caída de la productividad española tiene que ver, en mi opinión, con un insuficiente aprovechamiento de las nuevas tecnologías y con severos problemas derivados de las reglas que definen los incentivos relacionados con el trabajo; en especial, con los convenios colectivos. Sin olvidar que la reciente explosión del desempleo está íntimamente relacionada con las carencias de un modelo productivo basado en la construcción y otras actividades que requieren mano de obra poco cualificada.
En este difícil contexto, el Gobierno del Presidente Zapatero acaba de designar a un nuevo Ministro de Trabajo (Valeriano Gómez, con quién trabajé muchos años asesorando a la UGT y a los gobiernos de Felipe González), con la encomienda de recomponer las relaciones con los sindicatos y desarrollar la reforma laboral recién aprobada por el Parlamento.
(Para FM Aries)
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