Son muchos los incentivos que nos llevan a vivir inmersos en lo cotidiano. Su fuerza es tal que suele impedirnos ver los cambios que se producen a nuestro alrededor.
En paralelo, el pesimismo genético que nos condiciona, condiciona también nuestra capacidad para percibir esos cambios y, en su caso, para evaluarlos.
En estos 25 años de democracia los salteños fuimos capaces tanto de construir tres vigorosos motores económicos (a los que me he referido en columnas anteriores), como de alumbrar un movimiento artístico y cultural dotado de una poderosa carga de libertad y renovación.
Si bien anduvimos menos acertados a la hora de renovar nuestro régimen político, hay algunos indicios que abren puertas al optimismo.
La semana pasada, 800 personas inquietas se reunieron para escuchar a dos exponentes de la renovación espiritual y política que está gestándose en la Argentina.
Me refiero a don Sergio BERGMAN y a don Alfonso PRAT GAY que, dando muestras de inteligencia, resolvieron refundir actos pensados para que transcurrieran por separado.
Si este acontecimiento intelectual y político se hubiera celebrado en los años 60, sin ir mas lejos, su sede hubiera sido, con seguridad, el Club Universitario, y la audiencia no habría superado las 50 personas.
La masiva concurrencia de la semana pasada muestra que Salta vive un saludable clima donde la inquietud por escuchar ideas nuevas y la necesidad de encontrar argumentos para la esperanza, terminaran por crear las fuerzas que instaurarán el tiempo de la república en esta tierra cargada de potencialidades.
(Para FM Aries)
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