Don Justo Sarapura, era “el más viejo de los puesteros de los cerros”, como lo presenta Juan Carlos Dávalos al narrar su vida y su muerte en los cerros que rodean a San Lorenzo.
Fue precisamente Dávalos, nuestro insigne escritor, quién elevó a la inmortalidad el nombre de Tata Sarapura, ese “señor de la altura, barbudo y pequeño”.
Un feliz día, los sanlorenceños decidieron bautizar con el nombre de Tata Sarapura a la biblioteca popular de la Villa, que lentamente fue nutriéndose de buenos libros y de esporádicos lectores.
Hoy, lamentablemente, la institución agoniza a causa de la burocracia, del decaimiento del espíritu cívico, y de las urgencias oportunistas del señor Intendente Municipal.
Las cargas burocráticas probablemente expliquen el cansancio de los voluntarios que venían conservándola como un recinto abierto a la literatura, al pensamiento y a las ciencias.
Ciertas desinteligencias entre las autoridades municipales añadieron incertidumbres y agobios.
Hasta que, hace unos meses, el Intendente de San Lorenzo decidió instalar un jardín de infantes en el local de la biblioteca, haciendo imposible su normal funcionamiento.
No desconozco la importancia que ese jardín tiene para los niños que a él asisten. Ni creo que sea del caso tener que elegir entre la educación infantil y la lectura.
Pero si cada uno de los actores implicados en el tema cumple con sus deberes, muy pronto la biblioteca Tata Sarapura recuperará su papel promotor de la cultura en San Lorenzo.
Bastaría con que los vecinos se reencontraran con su vocación solidaria y con sus ganas de promover la cultura para todos. Y que el Intendente arbitre la solución que haga posible el funcionamiento armónico del Jardín de Infantes y de la biblioteca.
(Para FM Aries)
No hay comentarios:
Publicar un comentario