Al margen de casi todas las crisis habidas y por haber, la noche de Buenos Aires intriga, deslumbra, apasiona por sus personajes, por sus espectáculos y por sus itinerarios secretos.
Así como son legión los porteños sueñan con Paris, son muchos los salteños que ven en Buenos Aires el paraíso del ocio anónimo y de las aventuras nocturnales.
En los años sesenta, algunos de nuestros paisanos crearon su propio espacio -entre lúdico y pecaminoso- en el triángulo con vértices en El Portezuelo, el Lago del Parque San Martín y la discreta esquina de Acevedo y Fernández.
Gracias a mis largas temporadas en Buenos Aires y a mi afición al tango, conocí aspectos de sus noches y a personalidades célebres.
Uno de ellos fue don Santiago Lavié O’Farrel, el fotógrafo de la Recoleta recientemente fallecido.
Su presencia, silenciosa, era habitual en la mesa de los peronistas salteños que en los años 70 y 80 peregrinaban a Buenos Aires buscando dirimir las luchas internas locales.
Cuando en los años 80 Salta asistió, entre atónita y resignada, a la puja que dentro del Justicialismo enfrentó a “amarillos” y “rojos”, Santiago Lavié O’Farrell se enroló como reportero gráfico de los “amarillos”.
Santiago, además de exquisito fotógrafo y aficionado a las carreras de caballos, era hombre discreto. Tanto, que sólo muy tarde conocí su amistad con Eduardo Perrone, tucumano autor de la espléndida novela “Visita, francesa y completo” centrada en la vida de los bajos fondos tucumanos, y que evoca a la Salta de la Rusa María.
El reciente fallecimiento de Santiago Lavie O’Farrel me apena doblemente. Primero por la desaparición de un amigo. Después, por el incierto destino de su archivo fotográfico que guarda esplendidas escenas de la vida política salteña.
(Para FM Aries)
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