La reunión entre la señora Presidenta y el Gobernador de Salta, fue una charla entre amigos, con resultados decepcionantes.
La propuesta central del señor Urtubey (creación de un Fondo de Convergencia, mal copiado de la Unión Europea, a través del cual Salta recibiría poco menos que una limosna de 300 millones de pesos), sabe a poco y rezuma improvisación.
En realidad, el señor Urtubey, pese a su juventud, a su reconocida inteligencia jurídica y a su sagacidad política, se muestra intelectualmente preso de ideas rudimentarias, de conceptos anticuados y de lealtades equivocadas.
Lejos de revelarse como el líder federal que Salta precisa, nuestro Gobernador deleitó los oídos de doña Cristina con una propuesta dentro de la lógica estratégica del centralismo unitario.
Vino a decirle: “Déme 300 millones para hacer mas de lo mismo”. O sea, consolidar el clientelismo, congelar a los pobres en su pobreza, dominar a los Intendentes, favorecer a los amigos, garantizar su hegemonía y su reelección, vigilar a la prensa y sofocar disidencias.
La decepcionante propuesta hace aguas por donde se la mire.
Por su itinerario, que ignora a la oposición, a la legislatura y a la opinión pública. Por lo que dice (reasigna fondos ya coparticipados), y por lo que omite (reivindicar los recursos salteños que generan el agro y los hidrocarburos, y los que corresponden a las jubilaciones mal actualizadas).
Mas que subsidios o redistribuciones, Salta necesita que se libere su riqueza de la hipoteca del centralismo.
Precisa, además, liderar las demandas para modificar una estructura que la Argentina arrastra desde 1930. Y proponer un nuevo modelo que multiplique nuestra producción y nuestras exportaciones, y favorezca el retorno de los millones de cabecitas negras que mal viven en el Gran Buenos Aires.
(Para FM Aries)
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