Soy de los que piensan que el peronismo murió con su líder quién, tras intuir el fracaso de su exhortación a construir una organización que venciera al tiempo, decretó que su único heredero sería el pueblo, dejando un testamento político tan inaplicado como actual.
Han transcurrido 35 años desde aquella muerte y el peronismo mantiene una vitalidad inédita en el mundo, sin que nadie logre explicar sus causas. Un repaso a nuestra historia brinda pistas para desentrañar una longevidad que amenaza con eternizarse.
La herramienta utilizada por esta fuerza política para perdurar, es muy simple y gira alrededor del concepto de Autenticidad, que reemplazó al dogma de la Lealtad.
En 1975 los Montoneros inventaron la idea del “peronismo auténtico”, que se convirtió en una verdadera piedra filosofal. La usaron para descalificar a quienes vivíamos en el error de no considerar al señor Firmenich el heredero de Perón.
A partir de allí cada corriente interna, cada expresión, familia, candidato y líder (nacional o barrial) se considera Auténtico y califica de falsarios y herejes a sus oponentes peronistas.
Cuando un peronista pretende suceder en el cargo a otro peronista, utiliza un argumento de eficacia demoledora: “Esos son peronistas truchos, el peronismo auténtico vendrá con nosotros”.
Así lo hizo Duhalde contra Menem, Kirchner contra ambos, y ahora los nuevos auténticos contra Kirchner. En Salta, salvo los apellidos, la técnica fue y es la misma.
La irónica frase del fundador “peronistas somos todos”, y la crucifixión del derrotado y fracasado con el mote de inauténtico, contribuyeron a destruir el sistema de partidos e instaurar un régimen circular donde el peronista malo de hoy será reemplazado por el peronista bueno de mañana.
Alguien debería pensar el modo de romper este círculo vicioso construido alrededor de un debate tan banal como aquel sobre el sexo de los ángeles.
(Par FM Aries)
1 comentario:
Excelente análisis sobre lo que fue y lo que es El Peronismo, comparto tu pensamiento. Amalia Vazquez Magaña
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