La semana pasada, el 1 de octubre de 2009, en el programa “Cara a Cara” que dirige el periodista Mario Ernesto Peña y se emite por un canal salteño, manifesté mi incredulidad acerca del presunto progresismo del Gobernador de la Provincia de Salta, el doctor Juan Manuel Urtubey.
Mi línea argumental se desenvolvió alrededor de tres ejes:
1) El Gobernador no ha dado ni siquiera un paso para reformar las vigentes reglas político-institucionales que hacen de Salta un espacio poco republicano. Su vocación por el voto electrónico es, en realidad, una suerte de engaña pichanga.
2) Las políticas sociales que ejecuta su gobierno “cristalizan” la pobreza y están al servicio de las malas prácticas que buscan convertir las ayudas sociales en votos y lealtades.
3) El Gobernador, siguiendo también en esto al matrimonio Kirchner, desprecia el diálogo político, ningunea a sus adversarios e interpreta los recientes resultados electorales (“de 30 diputados yo saqué 27 y el señor Romero 3”) según criterios alejados de la esencia de la democracia moderna.
Abundando en esta línea, deslicé que su presunto progresismo resultaba desmentido, además, por el hecho de haber contratado, obviamente con fondos de la Provincia y sin concurso alguno, a expertos vinculados al Opus Dei.
Esta mañana, un buen amigo me preguntó en qué me había basado para afirmar esto, pidiéndome amablemente más precisiones.
El asunto está muy claro.
Hacia el mes de junio, el doctor Urtubey hizo público el contrato por el cual la Universidad Austral sería la encargada de elaborar un Plan de Desarrollo Estratégico para la Provincia de Salta. Aprovechó el anuncio para aportar dos exageraciones: Que Salta era la primera provincia en avanzar en este empeño planificador, y que este contrato sería su mayor legado como Gobernador de los salteños.
Los vínculos entre la Universidad Austral y la Obra que se inspira en las enseñanzas de Monseñor Javier Escrivá de Balaguer son públicos, como surge del documento de bienvenida de su página Web.
No pretendo para nada calificar o descalificar a esta Universidad, ni afirmar que por razones ideológicas está inhabilitada para ser contratada por el Estado a los fines como este que comento.
Simplemente quise poner de relieve que nuestro Gobernador no tiene un pelo de progresista.
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