En los últimos 20 años, el aparato productivo radicado en Salta creció de manera tan notable como desigual. El paralelo y abrumador auge de la pobreza, no alcanza para ocultar la magnitud de aquel incremento.
Asistimos a un desarrollo que ha hecho nacer una importante red de servicios auxiliares que, a raíz de carencias educativas, no siempre se cubre con profesionales locales.
Como consecuencia de esto, los antiguos jefes de personal están siendo reemplazados por directores de recursos humanos encargados administrar el trabajo asalariado.
Sin embargo, el desempeño de estos profesionales, que deberían efectuar un aporte sustantivo a la productividad y a la mejora de las condiciones de trabajo, resulta trabado por un sistema de relaciones laborales centralista.
En la mayoría de nuestras empresas, las condiciones de trabajo y, por consiguiente, el costo laboral, viene impuesto por decisiones del gobierno central o por convenios colectivos negociados en Buenos Aires por cúpulas empresarias o sindicales en donde el peso de los representantes salteños es casi nulo.
La reciente evolución de costos y precios ha comenzado a poner en crisis un sistema remuneratorio que funcionó mientras duró el efecto de la mega devaluación de 2002.
Pese a ello, los sindicatos y las patronales centralistas, con el visto bueno del Gobierno de la Nación, se aprestan a iniciar una nueva ronda de negociaciones salariales que impactará directamente sobre la competitividad salteña y sobre nuestro nivel de empleo formal.
¿Podrán los directores de recursos humanos que actúan en Salta encontrar fórmulas para absorber estos futuros aumentos y, simultáneamente, elevar la productividad de las empresas locales?
El desafío es enorme. Pero no es el único.
La creciente conflictividad social y el avance de la pobreza, debería llevarles a diseñar acciones de responsabilidad social acordes con la realidad local, así como a buscar interlocución con los excluidos que malviven en sus áreas de influencia. El reforzamiento y actualización de las acciones de capacitación forman parte también de aquellos desafíos.
Puede que exista un cierto consenso sobre este diagnóstico de necesidades. Pero hay que advertir que las empresas ni sus directivos de RRHH cuentan con los recursos institucionales para hacerles frente. El no nato Consejo Económico Social, bien podría mostrar un camino de esperanza.
(Para FM Aries)
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