domingo, 19 de septiembre de 2010

Premio Senador J. Armando Caro a un ensayo sobre Lola Mora

Aunque se trata de un hecho de relativa significación frente a su genio universal, Lola Mora nació en Salta y vivió en Rosario de la Frontera una parte de su fascinante vida.

Puede que la confirmación de que fue Salta, más concretamente la localidad de El Tala, el lugar de nacimiento de Lola Mora sirva para aumentar el orgullo patriótico de los tradicionalistas locales; al menos de aquellos que logran superar su machismo y las reservas mentales que puede generar en ellos la vida y la obra de una mujer genial.

Pese a su condición de salteña, la mayor parte de su obra escultórica se exhibe fuera de nuestras fronteras. Por lo pronto, Salta capital solo cuenta con la magnífica estatua que, en el Parque San Martín, honra a don Facundo de Zuviría. Honra merecidamente a quién presidiera la Convención Constituyente de 1853 y, merced a la audacia de algunos, fue utilizada también para perpetuar la memoria de ocasionales funcionarios políticos que se atrevieron a colocar una placa para arrimarse a la envergadura del prócer y de su escultora.

Si bien son muchas las biografías y los artículos que reconstruyen la vida de esta salteña universal, el reciente ensayo de Carlos Jesús MAYTA, “La salteña Lola Mora en Rosario de la Frontera”, saca a la luz y pone a la consideración del publico nuevos datos y acontecimientos biográficos centrados en el período en que ella vivió en Rosario de la Frontera, en la finca Las Bateas.

El autor, que acaba de recibir el Premio “Senador J. Armando Caro” al mejor ensayo sobre temas regionales, ha logrado entrevistar a los últimos sobrevivientes que tuvieron trato directo con Lola Mora durante su estancia en Rosario de la Frontera, y ha ilustrado su trabajo con fotos inéditas que ayudan a reconstruir una etapa importante de la vida de la biografiada.

Resultan de especial interés los hechos que MAYTA relata acerca de la aventura minera de Lola Mora en Rosario de la Frontera. En efecto, son pocos quienes conocen que, además de espléndida escultura, ella dedicó esfuerzos, recursos económicos y horas de su vida tratando de extraer combustible de las rocas aledañas a su casona rosarina.

Puso en este emprendimiento minero el mismo entusiasmo que la llevó a realizar exitosos experimentos cinematográficos.

Hizo ambas cosas en tiempos en donde no era habitual que las mujeres calzaran pantalones, esculpieran, viajaran por el mundo, o se aventuraran en el mundo de la empresa reservado a los varones.

Don Carlos Jesús MAYTA recibirá su premio el próximo viernes 24 a las 19 horas en el salón Walter ADET de la Biblioteca Provincial. Estan todos invitados.

(Para FM Aries)

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