El tiempo electoral pone a prueba el ingenio de los candidatos y el de sus asesores publicitarios. Al menos es lo que ocurre en los tiempos modernos pues, como sabemos, en el pasado (me refiero a los años 50, 60 y 70), las campañas se hacían boca a boca y pintando las paredes con carbón o brocha gorda. Importaban el partido, las ideas y el nombre del primer candidato, en ese orden.
Hoy todo ha cambiado. Las campañas dan prioridad a la sonrisa del candidato y a un eslogan que aturde desde las paredes, los pasacalles, los volantes y los medios de comunicación. A los sonrientes candidatos no les preocupa exhibir sus ideas y programas; si los tuvieran, los guardan celosamente. Lo del partido ha quedado archivado, y los candidatos se identifican según el referente (palabra horrible) al que adhieren o reportan.
Antes, las campañas se hacían con unos cuantos miles de pesos que se usaban para pagar los votos, el traslado de los candidatos, los locros y las vaquillonas que convocaban a los entusiastas. Ahora cuestan millones, lo que degrada la política y la convierte en un privilegio de aquellos que consiguen financistas.
Pero quiero ahora detenerme en algunos de los eslóganes que han puesto en circulación ciertos candidatos salteños.
El más escalofriante es uno que dice “Para seguir cambiando el futuro”. Quién lo utiliza seguramente sabe que no hay poder humano capaz de adivinar el futuro y menos de cambiarlo. La frase induce, entonces, a pensar que el candidato se cree dios. Con el agravante de que en, un alarde que empalidecería al Gran Hermano, da por supuesto que desde hace un tiempo ya viene cambiando nuestro futuro.
Hay otro no menos expresivo: “Construyamos una democracia peronista”. Su autor debe saber mucho de marketing pero es una nulidad política. La democracia es una forma de gobierno y una forma de vida cívica que no admite su apropiación por una fuerza política determinada. Dicho en otros términos, si la democracia es peronista, no es democracia.
Una campaña resulta especialmente lamentable desde el punto de vista republicano: Me refiero a la que lleva adelante el Intendente de Salta que no trepida en usar en sus carteles el mismo logotipo que usa la Municipalidad de Salta, que ha dejado de ser la Intendencia de Salta para ser la Intendencia del Intendente.
Dejando para otra oportunidad el análisis de la ortografía y de la sintaxis de los carteles de la propaganda electoral, terminaré mi columna citando el eslogan que usa quién supo presentarse como “el diputado de Romero” y ahora, como los tiempos han cambiado, se presenta como “el diputado que está construyendo la esperanza”.
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