En una provincia como la nuestra, las Bibliotecas Populares cumplen un importante papel de extensión cultural. Son pequeñas y a veces solitarias avanzadas contra la ignorancia y el oscurantismo. Hace casi 150 años, Domingo Faustino Sarmiento impulsó una Ley para que el Estado ayudara a las bibliotecas públicas creadas por los vecinos para transmitir cultura. Desde entonces, una Comisión Nacional se encarga de apoyar las iniciativas de voluntarios que ponen su tiempo y sus recursos para reunir libros (clasificándolos y cuidándolos), y abrir locales donde todos pueden reunirse para leer y estudiar.
En el Valle de Lerma funcionan muchas de estas bibliotecas que, por cierto, han logrado mantenerse al margen de las manipulaciones de la política mezquina.
Los vecinos del área de Atocha, San Lorenzo y Vaqueros acaban de recuperar su valiosa Biblioteca Tata SARAPURA, que por varios años se mantuvo cerrada. Su valioso material estará pronto a disposición de todos y su centro se abrirá a actividades culturales autónomas, ni bien la comisión de voluntarios que preside la señora Ana María LEGRAND termine las obras de acondicionamiento.
Esta recuperación de la Biblioteca Popular es una excelente noticia para los amantes de la libertad, de la cultura y de la solidaridad. Han pasado, afortunadamente, los tiempos en donde un Intendente de la ciudad de Salta invitaba a un acto donde se prendería fuego a una pila de libros subversivos secuestrados a comprovincianos inquietos y perseguidos.
Hoy, por mucho que algunos lo intenten, las ideas y los libros circulan libremente y las Bibliotecas Populares rompen las barreras económicas que impiden a muchos acercarse a los libros. En una zona como la de Atocha, San Lorenzo y Vaqueros, en donde muchos habitan todavía en los cerros cercanos y bajan trabajosamente a los centros poblados, la Biblioteca Tata SARAPURA es un pequeño faro, un punto de encuentro e integración.
Allí todo es obra de voluntarios: unos donan libros y ayudan a clasificarlos, otros atienden al público y animan a los pequeños usuarios. El Estado, como ente público de todos y no propiedad de los gobernantes, brinda a través de la CONABIP su aporte técnico y económico.
Para que la rehabilitación culmine pronto, es preciso que el señor Intendente Municipal colabore con las obras de refacción del local. Pero también hace falta que los vecinos apoyen a los voluntarios donando libros, afiliándose a la organización no gubernamental que la dirige, aportando una parte de su tiempo.
Cuando muchas autoridades están volcadas al frenesí electoral, cuando parece que todo es chicha, cajas destempladas y comparsas en honor a Dionisio, reconforta que haya gente que se preocupe de los libros y de las acciones solidarias que tienen a la cultura como fin.
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