En su mensaje a la AsambleaLegislativa la señora Presidente teorizó, pontificó o declamó sobre la calidad institucional. Ignorando las distancias que separan sus dichos de sus hechos.
Es cierto que la Argentina presenta un enorme déficit en la materia.
Y no es menos cierto que este déficit es aún superior dentro de nuestra Provincia, pese a esperanzadoras promesas que van quedando en el baúl de los recuerdos.
Hay entre nosotros una minoría de iluminados que -en las desgastadas mesas de un bar céntrico- sueña en una profunda transformación institucional, que acabe con años de improvisación, amiguismo y discrecionalidad.
Es probable y deseable que su prédica se transforme en hechos.
Pero mientras tanto, ¿Qué podríamos hacer para avanzar? ¿Para progresar en términos de democracia y república?
Se me ocurren algunas pocas ideas, que selecciono en razón de la rapidez y sencillez con la que pueden ser ejecutadas.
En primer lugar, terminar con el centralismo que perjudica a los departamentos cómo Orán, San Martín y Anta.
Generalizar los concursos para el ingreso al empleo público (un sistema que el Gobierno acaba de inaugurar para las áreas bajo un convenio colectivo de trabajo), sería también una excelente noticia.
Imagínense ustedes lo beneficioso que sería otorgar, como ocurre en otros países, todas las ayudas públicas mediante concurso.
Muy poco costaría promover las asociaciones de vecinos, eximiéndolas de la enorme carga burocrática que desalienta su creación y otorgándoles amplia participación.
Y menos aún costaría acabar con la perniciosa costumbre de publicar en el Boletín Oficial Decretos, Resoluciones y Contratos de modo incompleto, impidiendo el control ciudadano.
(Para FM ARIES)
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