Días pasados tuvo el gusto de conversar con Luciano Tanto, distinguido vecino y animador de nuestro espacio cultural.
El tema fue, la mujer salteña. Entre otos aspectos, pasamos revista al destape sesentista, a matronas y amantes, y al oscurantismo.
Aun cuando volveré sobre esto la próxima semana, en el “Día de la Mujer”, quiero destacar ahora nuestra coincidencia en que muchos de los cambios que vivimos los jóvenes en esos años, vinieron de la mano del cine europeo.
De audaces y bellas películas que llegaron a las salas del centro o a discretos cine clubes, pese a los esfuerzos del Gran Censor de entonces, don Miguel P. Tato.
Y pese también a las recomendaciones y anatemas que circulaban en tertulias familiares, en las aulas, y en las clases de catequesis.
La versión afrancesada de la soledad del hombre, el hastío de las parejas nórdicas, un cierto libertinaje de raíz romana, fueron deslumbrando a jóvenes y damitas curiosos.
Recordaba Luciano la influencia del BERGMAN de “Un verano con Mónica”, que algunos argentinos descubrimos antes que muchos europeos.
Citamos también a “LA NOCHE” (de Antonioni), a la Jean MOREAU de “JULES et JIM” o “HIROSHIMA MON AMOUR” de Alain RESNAIS, donde las personas se amaban de modo diferente al que enseñaban nuestras tradiciones.
Datos nostálgicos que también pueden servir para la reflexión sobre la historia y para interrogarnos sobre el presente.
(Para FM Aries)
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