viernes, 27 de marzo de 2009

Sexo súbito

Por estos días, la vida sexual de los seres humanos, sus hábitos saludables o viciosos, ha ocupado la atención de la opinión pública.

En primer lugar, a raíz de manifestaciones de SS el Papa Benedicto XVI que, frente al auge de las enfermedades de transmisión sexual, desaconsejaban a los africanos el uso de preservativos y les recomendaba la abstinencia.

El segundo enfoque es, si cabe, más sorprendente y está relacionado ya no con África sino con Salta.

Algún experto convocado para analizar el desarrollo de aquellas enfermedades en nuestra Provincia, ha declarado que las técnicas preventivas fracasan ante la práctica de lo que podríamos llamar sexo instantáneo.

Según informa la prensa escrita, aquel experto constató que en muchas discotecas, boliches y plazas, se forman parejas ocasionales que dan rienda suelta no ya a sus pasiones sino a sus instintos.

De ser cierta esta constatación estaríamos frente a un fenómeno cultural que traduce en actos el “acometimiento súbito” que, como algunos oyentes saben, funciona como eximente o atenuante en determinadas áreas del derecho canónico.

Pero mas allá de expresar mi sorpresa y discrepancia con esta costumbre, quisiera comparar esta “nueva ola” de desenfreno con la ya vieja “nueva ola” sesentista.

Por aquellos años, algunos jóvenes y damitas, influidos por el cine europeo y por textos franceses de vanguardia, inauguraron una fase de libertad amatoria que contrastaba con las más puras y sólidas tradiciones salteñas.

Sin embargo, nada mas alejado de ellos que la práctica del amor instantáneo y súbito. Probablemente, gracias a las prevenciones tangueras que recomiendan a la Paica Rita no entregar el amor en la primera cita, aquellos jóvenes y damitas se dieron a la tarea de tejer verdaderas historias de amor.

Aquella libertad, conseguida a base de audacia, lecturas sartreanas y la irrupción de la píldora, exigía que el amor juvenil tuviera siempre un libreto.

Conocí, de lejos, a actores de aquel proceso que habían desarrollado un verdadero arte a la hora de construir relatos o libretos basados en la angustia existencial, en la soledad o en la incomprensión.

Diré, para concluir, que mi rechazo a la novísima puede deberse a mi edad, a mis ideas morales o, como no, a los recuerdos sesentistas.

(Para FM Aries)

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