A estas alturas, el optimismo es uno de los elementos que más valoro en las personas y en las relaciones sociales.
Sin embargo, cuando uno se arriesga a desayunar leyendo el Boletín Oficial de la Provincia, cede el optimismo mas empecinado.
Recuérdese que, pese a su carácter tedioso y al exasperante lenguaje burocrático que recarga sus páginas, se trata de una lectura obligada para ciertas profesiones.
En realidad, la consulta diaria de la gaceta oficial salteña destruye todo optimismo. Desmiente que estemos caminando hacia la realización de nuestras esperanzas colectivas, aún de las más modestas.
El nepotismo y el amiguismo continúan presidiendo la selección de contratados para ocupar puestos públicos.
En muchos actos administrativos persisten la discrecionalidad y la ausencia de fundamentos públicos.
La publicación parcial y recortada de resoluciones sigue impidiendo a los ciudadanos y sus organizaciones controlar al poder.
El frenesí de designaciones, estables o precarias, hace sospechar que las autoridades niegan que estamos viviendo una crisis.
El desempleo, la pobreza, la recesión, el crecimiento de los precios, el trabajo en negro, ni la inseguridad ocupan una sola línea en los Boletines Oficiales de los últimos meses, donde solo han tenido cabida tímidas medidas para hacer frente a las emergencias agropecuaria y sanitaria.
El desdén por el federalismo provincial y nacional permanece también como telón de fondo de actos y de omisiones políticas.
En síntesis, la lectura del Boletín Oficial parece dar la razón a quienes piensan que continúa ocurriendo “mas de lo mismo”.
(Para FM Aries)
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