Aludi en mi anterior columna a los intercambios de ideas que, bajo los auspicios de la Universidad del Salvador, tienen lugar en Buenos Aires en el Postgrado Internacional sobre políticas públicas.
Invitado por los organizadores y ante un distinguido auditorio diseminado por todo el país, expuse durante tres horas mi ponencia acerca de las relaciones de la Argentina con el mundo.
Permítanme presentar aquí las principales conclusiones políticas:
Primera: Soberanía, Globalización y Democracia son conceptos en procesos de construcción o de reconstrucción.
Segunda: La regionalización, la internacionalización y la globalización han puesto en crisis la soberanía externa de los Estados. Una crisis potenciada por los desequilibrios de poder presentes en la escena mundial.
Tercera: La soberanía interna resulta erosionada por el federalismo, el corporativismo y las nuevas demandas cívico-autonomistas
Cuarta: La visión economicista de la globalización precisa ser reemplazada por la mirada cosmopolita que propone U. BECK.
Quinta: La democracia moderna sólo puede ser participativa. Siendo sus señas de identidad las libertades, el Estado de Derecho, la autonomía cívica, el federalismo y la búsqueda de consensos.
Cuando estas conclusiones se trasladan al caso argentino, se advierte que, a raíz de la baja calidad de nuestras instituciones, estamos lejos de la democracia participativa. También que nuestra política exterior actual acentúa nuestra insignificancia internacional.
Al finalizar escuché interesantes aportaciones de Roberto DROMI, Jorge VANOSSI y Juan Pablo BAYLAC, entre otros.
Una me pareció relevante: la Argentina adolece de graves desequilibrios institucionales, territoriales y sociales. Los caminos para superarlos integran la agenda de una verdadera política de Estado basada en el consenso.
(Para FM Aries)
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