La frase “detrás de mi vendrá el que bueno me hará”, pertenece al mas antiguo refranero castellano, y fue divulgada entre nosotros por el ex Presidente Juan Domingo Perón.
Si bien la frase es expresión de la sabiduría popular, cuando se la traslada al mundo de la política encierra enseñanzas malsanas y puede utilizarse para justificar los peores comportamientos.
Permite al líder cínico, razonar así: “Aunque haga el mal, aunque abuse del poder, no me preocupo pues quien me suceda lo hará peor y, de tal forma, el pueblo olvidará lo mío y me absolverá”.
Este enunciado muestra la enorme perversidad que encierra aquella frase.
Sus efectos sobre la confianza cívica, sobre la salud y la moral políticas, son devastadores cuando el sucesor trepa al poder apelando a la esperaza de los hastiados y, una vez en el sillón, repite las conductas que los ciudadanos deseaban corregir.
Hay en Salta muchos indicios de que algo de esto está sucediendo.
El estilo imperial y el ensoberbecimiento; la arbitrariedad y la voluntad hegemónica; el afán de aplastar disidencias y el impúdico manejo de los recursos del Estado al servicio de Jefe Supremo, han recomenzado para agobio de los salteños y degradación de nuestra vida política.
Este retorno de las peores prácticas tiene claros indicios en el área de la libertad de expresión, donde el dinero público destinado a la publicidad oficial se usa con la pretensión de imponer lealtades y alentar los baños de incienso al Jefe.
Así se ha puesto de manifiesto en la pasada campaña electoral, signada por el comportamiento antidemocrático del señor Gobernador.
Salta necesita de nuevas fuerzas políticas y de una nueva cultura cívica capaz de hacer realidad la esperanza. Esta vez en serio.
(Para FM Aries)
1 comentario:
Interestantes sus reflexiones. Me parece que el cambio en el eje político social y cultural no solo se remite a Salta sino más bien a todo el territorio nacional.
La pregunta es ¿cómo construir alternativas?
Saludos, Pedro.
www.launiaencarnada.blogspot.com
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