Constato que los salteños, pese a cierta tendencia innata a criticar y denigrar, somos también propensos a los reconocimientos personales, a las efemérides, a los homenajes póstumos, a los agasajos acompañados de gastronomía y resonantes discursos. Nos damos fácilmente a la nostalgia y, cuando emigramos, vivimos añorando la tierra, el paisaje, los bares y los noviazgos locales.
Celebrar, celebrarnos y ser celebrados forma parte de nuestras más firmes vocaciones.
Fieles a este talante, maduros líderes políticos, la mayoría de ellos en estado de muy digno y voluntario ostracismo, decidieron reunirse en el mítico Bar Los Tribunales para rendir homenaje al General Juan Domingo Perón, en un nuevo aniversario de su fallecimiento, y recordar a los fundadores de la Lista Amarilla, una expresión depurada del peronismo salteño de los años ochenta.
Los históricos sobrevivientes amarillos, que fueran despojados de un legítimo triunfo electoral por sus oponentes de la Lista Roja merced a un recordado fallo judicial, lograron reunirse dejando de lado sus actuales preferencias políticas y sus trayectorias posteriores a aquel épico combate que, créase o no, decidió de alguna manera la suerte de la Salta política.
El acto fue, al menos para mí, una espléndida muestra de madurez cívica, de expresión de una desusada convivencia entre fraternidad y política. Sin agravios, ni resentimientos malsanos, los amarillos se mostraron orgullosos de una especie de identidad doctrinaria y generacional, un fenómeno que no suele darse en los grandes centros urbanos de la híper modernidad.
Gente del interior (como les gusta ser llamados a los líderes no capitalinos), dirigentes barriales de larga trayectoria, antiguos representantes sindicales, guapas mozas intactas o retocadas por estilistas, doctores sesentistas, y algún que otro poeta compartieron cafés y soda mientras un enfático presentador daba paso a los oradores o leía el listado de los hombres y mujeres objeto de tan emotiva recordación.
Como he dicho antes, el acto tuvo lugar en el Bar Los Tribunales, que no por casualidad alberga la única galería de fotos que recuerda a parroquianos, intelectuales y dirigentes políticos por encima de banderías. Lo singular no es la idea de acumular fotos, sino la decisión de hacerlo sin sectarismos, a sabiendas de que la mayoría de los allí recordados fueron salteños honrados y amigos, antes que partidarios de tal o cual corriente de opinión.
Si es cierto que, como enseña una de nuestras principales filósofas, la tolerancia es la base de la convivencia. El acto del pasado 2 de julio, al que asistieron también líderes radicales y de otras agrupaciones no peronistas, dio muestras de que esta virtud cívica anida en varios corazones y mentes salteñas.
(Para FM Aries)
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