Las calles, los parques y los paseos de las más bellas ciudades del mundo son espacio propicio para instalar adornos y obras de arte que sus orgullosos ciudadanos cuidan y valoran.
Si bien nuestra hermosa Salta cuenta con monumentos y bustos de intención histórica, algunos de gran belleza como la estatua de Facundo de Zuviría, obra de Lola Mora, que luce en el recuperado Parque San Martín, los espacios públicos salteños aparecen, en general, desnudos cuando no abandonados.
Los bustos de personalidades locales no siempre están bien identificados y el mantenimiento de los monumentos suele apartarse de las reglas del arte.
Pero un quirquincho bola, espléndido, metálico, enorme, colorido y vigilante acaba de hacer irrupción en el paisaje urbano.
Concretamente, en la zona de Ciudad del Milagro, cerca del límite que separa Vaqueros de la Capital salteña.
Mañana, el artista que realizó en metales reciclados el espléndido monumento al quirquincho, las autoridades y los vecinos, inaugurarán solemnemente la primera glorieta decorada que enaltecerá una de nuestras grandes avenidas.
A estas alturas, no se si la iniciativa (y los elogios que la misma merece) corresponden al señor Intendente de Salta o al de Vaqueros, dado que el quirquincho está ubicado muy cerca del límite entre ambos municipios.
En cualquier caso, cuando las autoridades hagan su entrada triunfal en la zona, deberían aprovechar unos minutos para observar dos enormes basurales a cielo abierto que afean el camino a Castellanos, a escasos metros del quirquincho.
Y de paso, ordenar su inmediata limpieza y exhortar a los vecinos a no reincidir en esta incivil costumbre de arrojar basuras y escombros en cualquier sitio alejado de sus casas.
(Para FM Aries)
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